El joven Noh Huyn-soo, de la Universidad Nacional de Seúl, se comió un banano de una obra de arte valorada en 120.000 dólares, más de 560 millones de pesos.

El joven despegó la cinta adhesiva gris que sostenía la fruta de la pared blanca del Museo de Arte Leeum, ubicado en la capital de Corea del Sur. Luego, sin asomo de preocupación, se la comió porque “tenía hambre”, pues se había saltado el desayuno, le contó a medios locales de su país.

Después pegó de nuevo la cáscara de la fruta en la pared y al final el museo la reemplazó por un banano fresco.

(Lea también: Mujer de tercera edad se graduó de la universidad pese a problemas de salud y sus años)

Se trata de la obra ‘Comediante’ y hace parte de la exposición llamada ‘WE‘ del artista italiano Maurizio Cattelan, quien ha llevado a otras partes del mundo esta puesta en escena. Cada vez poniendo un banano nuevo.

Es más, dada la naturaleza de la fruta, el museo la reemplaza cada tres días, por lo que las autoridades de Seúl informaron que no buscarán una compensación de daños por parte del joven.

Incluso el artista manifestó que “no había ningún problema” con que sucedieran este tipo de conductas por parte de los espectadores de su trabajo.

(Vea también: Le dieron detallazo a vendedora de Vive 100, en Bogotá, y terminó con un millón de pesos)

De hecho, no es la primera vez que ocurre que un espectador de la obra de Cattelan se zampe una de las frutas.

En 2019, en la edición de Art Basel Miami, un banano pegado con cinta adhesiva gris fue despegado de la pared blanca y digerido por un visitante, que en ese caso fue el artista performativo David Datuna, quien escribió en su cuenta de Instagram:

“Me gusta realmente esta instalación. Está muy deliciosa”, y adjuntó la publicación del video en el que se veía comiendo.

Los cuestionamientos de si un banano puede ser considerado arte o no se ponen en escena ante estas situaciones. Algunos como el escritor Robin Pogrebin lo han cuestionado, por ejemplo.

Sin embargo, Óscar Roldán-Alzate, director del Museo Universitario Universidad de Antioquia (MUUA), expresaque lo es porque lo pone en una puesta en escena.

“Un artista toma un objeto que proviene de la naturaleza y hay cuestionamientos como ¿será que este banano sí es natural? En este momento no hay nada menos natural que un banano, ahora son transgénicos. Ya no hay semillas en ellos, ya no cumplen con su vocación natural”.

Ese es uno de los debates que desató la polémica. Roldán-Alzate asegura que para ello se tuvo que haber comido la totalidad de la puesta en escena, no solo el banano.

“Lo que percibo es que el joven desvistió la obra, le quitó su aura. Él no se la come, para eso tendría que comerse la cáscara, la cinta, la obra en sí, en su totalidad”. Redujo el banano a la categoría de fruta.

Lee También

El experto explica que el costo de la obra no se lo da el banano en sí mismo, que quizá valdrá unos dos dólares en aquel país. El verdadero valor es la intención del artista.

“En este tipo de piezas que se reemplazan, lo relevante es la intencionalidad, la decisión del artista de poner un elemento que ocupará el espacio. Lo que compre la persona será un documento que asegura que en su casa podrá tener un banano de este artista que será cambiado cada tres días y estará dispuesto en la pared de su casa”.