El robo, que se perpetró durante 9 años, asciende exactamente a 1’251.587 dólares, es decir, más de 3.400 millones de pesosDe acuerdo con The Brownsville Herald, Escamilla llamaba para hacer las órdenes y se aseguraba de siempre estar a las afueras del centro de detención para recibir el pedido de fajitas, un plato que, de hecho, no estaba incluido en el menú del establecimiento.

La farsa se descubrió un día de agosto de 2017 cuando Escamilla, de 53 años, pidió permiso para ir al médico, por lo que tuvo que salir del centro de reclusión, indicó The Dallas Morning News. En su ausencia, un conductor del Labatt Food Service, el proveedor de alimentos, llamó al lugar para confirmar un pedido de 362 kilos de fajitas. Allí le indicaron que nunca habían hecho esa orden.

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De inmediato, el conductor alertó a sus jefes y estos a su vez llamaron a la policía. Escamilla fue despedido y arrestado al día siguiente; además, las autoridades registraron su casa y le hallaron empaques de comida robada en la nevera, agregó el periódico.

Durante el juicio en su contra, Escamilla reconoció entre lágrimas que fue un acto “egoísta” y que todo se le “salió de control”. Según el medio, el juez que atendió el caso de este hombre pidió una condena de 50 años de cárcel para mostrarles a los demás funcionarios públicos que el robo conlleva grandes consecuencias.