Irma Cáceres, una mujer de 61 años, con aspecto amable, se prepara junto con su hija Mónica, de 40 años, para otro día de trabajo. Son las 11 de la mañana y ambas dan vueltas por la cocina alistando todos los preparativos para los almuerzos. Son propietarias del restaurante Irka, cuya especialidad son los menús ejecutivos y se encuentra ubicado en el centro de Bogotá desde hace 16 años. Como cualquier mañana, lavan las papas, preparan el jugo y adoban la carne entre el olor a comida casera, aunque recientemente una nueva labor ha tomado parte de las rutinas de estas dos capitalinas: revisar las deudas acumuladas.

Este restaurante solo es uno de los miles de negocios afectados por la pandemia del COVID-19, que ha llevado a que casi el 37% de las empresas, según la Cámara de Comercio de Bogotá hayan cesado sus actividades, trayendo consigo todo tipo de dificultades para los empresarios y pequeños emprendedores que intentan subsistir con los ahorros con los que contaban antes de la llegada de este virus. Pero hay un enemigo más silencioso que las deudas o que la falta de ingresos, la salud mental.

Los empresarios que han pasado por situaciones de estrés, de incertidumbre o de crisis financieras, según Karen Carvajalino, columnista de Forbes y cofundadora de The Biz Nation, pueden llegar a caer en trastornos de ansiedad, de sueño, digestivos o hasta llegar a ser afectados permanentemente en el sistema nervioso, si no tienen un buen manejo de estas adversidades.

Perseverancia como estrategia clave

El restaurante Irka ya venía de una situación complicada. Hace 3 años tuvo una caída económica muy fuerte de la que solo se pudieron recuperar hasta finales de 2019 y cuando comenzaron a ver alguna mejora en su situación, inició el confinamiento, lo cual las precipitó a otra crisis económica de la que aún no ven la salida.

Antes del confinamiento, llegaban a vender entre 80 y 100 almuerzos diarios, lo cual les daba la estabilidad que ellas necesitaban, pero conforme se fueron agotando los recursos tuvieron que ir recortando el personal. “El grupo era de unas 7 u 8 personas que trabajaban con nosotros, o sea que eran 8 hogares que se mantenían de este restaurante, y ahorita son solo 2 hogares porque no pudimos sustentar a más personas”, explica Mónica, también mencionando algunas de las obligaciones como el arriendo o los servicios, que las llevaron a tomar esta decisión.

La noticia del aislamiento fue confusa para madre e hija, al inicio confiadas de que solo serían unos días, pensaron en la cuarentena como una oportunidad de descanso, pero conforme la medida fue extendida vieron cómo sus recursos se agotaban cada segundo. “Siempre esperábamos ese plazo de 15 días para poder abrir, ya cuando fueron pasando como 2 meses comenzamos a darnos cuenta de lo grave que era”, afirma Mónica.

Según el psicólogo Carlos Bravo, en este caso es destacable la persistencia en ellas, después de la crisis que afrontaron hace unos años, el salir adelante y soportar los primeros impactos de la situación económica actual demuestran su tolerancia a la frustración. Ellas mismas lo aseguran, mencionando que es con la frente en alto y con ganas de salir adelante, que situaciones como estas se pueden superar.

Esta acumulación de deudas, obligaciones e incertidumbres tienden a afectar a muchas personas, y ellas no son la excepción, Irma afirma que los momentos de tristeza y depresión por los que suele pasar son múltiples, ver como las deudas se acumulan, la plata disminuye y su salud se deteriora la ha afectado y solo encuentra consuelo dejando el restaurante unos días y cambiando de panorama al ir al Rosal, donde reside su familia.

Mónica también comenta este tema, al mencionar cómo ellas siempre han sido personas muy trabajadoras, las afecta mucho ver cómo los ahorros lentamente se van acabando y tienen que comenzar a contar monedas para cualquier compra. “Yo lo hablo por el caso de mi mamá, ella se deprimió mucho”, explica Mónica.

Carlos Bravo también menciona la importancia del tiempo que ellas dos invierten en sus familias, en sus pasatiempos o en su espiritualidad para poder mantener un equilibrio necesario y afrontar las dificultades. Este equilibrio está ausente en este caso, ambas han tenido que dejar a sus familias un tiempo, solo las logran ver los fines de semana cuando suelen estar agotadas y por falta de recursos, han dejado a un lado la recreación o las actividades de ocio.

Esta sobre explotación es uno de los cambios más representativos. Según Karen Carvajalino, por el confinamiento han desaparecido los límites de tiempo, todo se ha convertido en un trabajo constante y permanente en el que pareciera que no hay fin, afectando la salud mental y agotando a los emprendedores. Es por la incertidumbre que esto sucede, y Mónica e Irma han pasado mucho de su tiempo buscando qué pueden hacer o en qué negocio experimentar para poder aliviar un poco esta crisis económica.

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No perder el esfuerzo de muchos años

Ellas dos no son las únicas que están pasando por esta situación. En un centro comercial del norte de Bogotá, Jairo Mideros y Marta Alfonso tienen su propia pizzería, que pasaba por sus mejores momentos antes de la pandemia, pero con la llegada de la cuarentena iniciaron también sus intentos de mitigar la crisis económica.

Ampliación de domicilios, cambios en estrategias de venta o el uso de recursos almacenados, fueron algunas de las estrategias que implementaron, las cuales Jairo considera como fundamentales para haber subsistido en los primeros impactos de la pandemia. Todas estas medidas han sido realizadas evitando al máximo tener que cerrar y entregar su local, porque eso era lo que más les preocupaba.

“Le daba a uno más tristeza ver cómo lo que se había hecho en varios años de un momento a otro se estaba cayendo”, afirma Jairo, agrupando todos los sentimientos de inseguridad y preocupación por los que ha pasado en este periodo.

Carlos Bravo explica que en este caso es fundamental que la claridad de los objetivos que tenían estos emprendedores en sus cabezas y la manera en la que se esforzaron para seguir a flote, les ayudó a salir adelante. También el apoyo familiar presente en este caso es fundamental, ya que al ser un negocio manejado por ellos, lograron en el trabajo encontrar un momento para compartir y darse apoyo unos a otros.

El mayor reto de estos dos empresarios fue batallar contra el miedo y la angustia de la situación, el cambio de sus itinerarios también ha representado una nueva rutina para ellos, en la que suelen trabajar algunos horarios extendidos. Con todo esto solo buscan reinventarse y no dejar que su negocio cierre, ya que la mayor preocupación es perder el esfuerzo de tantos años.

Seguir adelante

Karen Carvajalino afirma que el desarrollo de una inteligencia emocional fuerte y la habilidad de poder adoptar un modelo práctico ligado con la tecnología en los negocios son clave para soportar esta pandemia, sin dejar de lado la perseverancia.

Desde el Gobierno se han implementado todo tipo de ayudas para estas problemáticas que afrontan los empresarios. El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo ha puesto en marcha herramientas de financiación para aliviar las dificultades de liquidez en las empresas, mediadas por las entidades bancarias, lo que muchas veces dificulta el acceso a créditos por parte de los pequeños empresarios.

Por otro lado, el tema de la salud mental sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Según un artículo publicado por la Clínica Universidad de La Sabana, se tiene la idea de que las enfermedades mentales están asociadas con agresividad, con menos inteligencia o con la necesidad de ser aislados, por lo que casi el 90% de las personas que sufren una de estas afecciones no acceden a ayuda psicológica, por el miedo a ser juzgados o segregados por la sociedad.

También es clave mencionar que las llamadas a las líneas dispuestas por el Ministerio de Salud para brindar apoyo y orientación han aumentado en un 30% debido a la pandemia por la que estamos atravesando. Aunque hasta mayo solo se habían realizado 1.635 intervenciones, dato que al comparar con el número de habitantes en nuestro país muestra claramente el rechazo de los colombianos a acceder a ayuda psicológica.

Hoy, Irma ve con optimismo el futuro, ella cree que este año ya terminará con estas dificultades, pero ve con ansias lo que el 2021 le podrá traer con respecto a nuevas oportunidades de negocio.

Mientras tanto, Mónica sigue alistando todos los preparativos para los almuerzos del día, ella tal vez no tan optimista como su madre, ve con tristeza una última disminución en las ventas. “Desde que comenzaron a abrir sectores de la economía siento que todo ha empeorado, las pocas personas que había en la zona han preferido irse a otras partes del país”, dice Mónica. Hoy estas dos empresarias seguirán esforzándose en no caer, porque como lo creen firmemente, en esta pandemia está cada uno luchando por sus propios intereses, luchando por sí mismo y por sus familias.

Autor: Daniel Felipe Sáenz Riaño

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.