Desde su lanzamiento, el Telescopio James Webb no solo ha traído imágenes sorprendentes del universo, estrellas y planetas, sino también conocimiento científico a investigadores de todo el mundo.

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Uno de los últimos hallazgos que trajo el Webb fue la imagen más detallada que se tiene hasta el momento del planeta TRAPPIST-1b, uno de los siete planetas del sistema TRAPPIST-1. Por años, astrónomos han querido indagar más sobre este sistema, pues están en la zona habitable de su estrella o cerca de ella, donde podría existir agua líquida.

Los científicos, entonces, los han considerado una especie de laboratorio único para estudiar qué podría hacer que los planetas más allá del Sistema Solar sean aptos para la vida.

La nueva imagen del Webb confirmó que el planeta TRAPPIST-1b probablemente no tiene una atmósfera. El grupo de investigadores, liderado por Thomas Greene, astrónomo del Centro de Investigación Ames de la NASA, publicó los resultados de su investigación en la revista Nature.

Gracias a la capacidad del telescopio para estudiar la luz infrarroja, “se puede medir realmente el brillo del planeta”, afirmó. ¿Qué tiene que ver esto con el hallazgo de la atmósfera? Resulta que el telescopio observó el planeta con longitudes de onda 20 veces más rojas de lo que puede ver el ojo humano, para ver cómo cambiaba la radiación a medida que TRAPPIST-1b se movía detrás de su estrella.

Los astrónomos midieron el brillo conjunto de la estrella y el planeta y lo compararon con el brillo de la estrella sola. Así, pudieron calcular cuánta radiación procedía del planeta. Si el planeta tuviera una atmósfera, habría aparecido menos brillante de lo que se vio con el Webb, pues habría recirculado la energía absorbida de la estrella.

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Aunque el descubrimiento pueda ser decepcionante para las expectativas que algunos tenían sobre el planeta, el hallazgo no fue totalmente sorprendente para los investigadores. Como explica el portal especializado en ciencia, Nature, “no es de extrañar que TRAPPIST-1b carezca de atmósfera, ya que recibe una radiación cuatro veces superior a la que la Tierra recibe del Sol. TRAPPIST-1 también está asolado por erupciones estelares y otras actividades que envían radiación a sus planetas, lo que podría destruir sus atmósferas”.

Otro dato importante que salió de esta investigación utilizando el Webb es que no se observó la presencia de dióxido de carbono en el planeta, algo que el telescopio espacial podría haber detectado.

Nature reportó que otros equipos de investigación han estado utilizando el Telescopio Espacial James Webb para estudiar TRAPPIST-1b, así como otros planetas del sistema, como TRAPPIST-1c, vecino del planeta anteriormente mencionado. Este es un planeta que está lo suficientemente cerca de su estrella como para que el Webb pueda estudiar su brillo.