Los visitantes a un foro militar en la región de Moscú descubrieron con asombro la semana pasada un vehículo azul claro de diseño retro, inspirado de un modelo soviético de los años 70.

Con su nuevo “supercoche eléctrico” CV-1, Kalashnikov consiguió hacer ruido en Internet, aunque tuvo que aguantar algunas burlas ante la ambición mostrada por competir con el estadounidense Tesla.

Las sonadas reacciones se deben a la gran distancia existente entre la imagen del grupo y este vehículo: el fabricante es conocido por sus armas de guerra, y el nombre del inventor del AK-47 —Mijail Kalashnikov— se convirtió en sinónimo de fusil de asalto en el mundo entero, y el arma predilecta de innumerables conflictos y guerras civiles.

Actualmente, Kalashnikov produce el 95 % de las armas ligeras rusas y exporta a 27 países, mientras que su famoso fusil, que el grupo califica comedidamente como el “fusil más grande del siglo XX”, se encuentra en su quinta generación.

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La fábrica Izhmash, fundada en 1807 en Ijevsk (a 1.300 kilómetros al este de Moscú), experimentó una serie de reveses desde 2013, cuando Rostec —el grupo público que la controla— la fusionó con un fabricante vecino, Ijmekh, y renombró el grupo con el nombre de su empleado más famoso, Mijail Kalashnikov, fallecido a finales de 2013 a los 94 años.

En uno de sus últimos actos públicos, el creador del fusil más vendido del mundo, denunció ante el presidente Vladimir Putin el declive de la empresa, una mala gestión y los bajos salarios de los obreros.

Gorras y paraguas

Luego de la llegada de accionistas privados en 2014, se presentaron nuevos modelos (fusiles de asalto, de caza, armas cortas…). Un cambio de imagen realizado con el lanzamiento de ropa, cuchillos y accesorios, y el acento puesto en las exportaciones, pese a las sanciones estadounidenses contra la empresa debido a la crisis ucraniana.

Ahora, en las tiendas de recuerdos Kalashnikov se pueden encontrar gorras, paraguas, y fusiles de plástico.

El resultado de estos cambios: Kalashnikov anunció en enero de 2017 una subida del 30 % de sus efectivos con 1.700 contratados, para responder al aumento de sus exportaciones.

A raíz de las sanciones contra el grupo, Kalashnikov transformó su nueva filial, destinada a abrirle el mercado estadounidense, con una empresa separada, Kalashnikov USA, que fabrica sus propias armas.

En febrero de 2017, el Estado se convierte en accionista minoritario: el conglomerado miltar-industrial Rostec cede la mayoría de las acciones al director general del grupo y accionista Alexei Krivorutshko.

Este creciente desarrollo de productos civiles va además en la línea de Rostec, que quiere aumentar la participación de su actividad civil al 50 % para 2025, apoyándose en especial en las exportaciones.

“¿Esto es un chiste?”

Kalashnikov, con sus nuevos modelos de vehículos eléctricos, se lanza a un sector al que le augura un brillante futuro, pero que solo está en sus inicios en Rusia. Este verano, el grupo abasteció con 30 motos y vehículos de tres ruedas eléctricos a la policía durante el Mundial de fútbol.

“El año que viene, lanzamos la venta de nuestra primera moto eléctrica”, anunció Vladimir Dmitriev, director temporal desde que Alexei Krivorutshko aceptó un puesto en el ministerio de Defensa.

“Hablamos de electro-movilidad, ya que entendemos que tarde o temprano el motor va a desaparecer”, afirmó Olga Boitsova, directora comercial para los productos civiles.

En 2018-2019, el grupo comenzará igualmente a abastecer con motos y coches eléctricos a Emiratos Árabes Unidos. En cuanto al prototipo de inspiración retro, dotado de una autonomía de 350 km, es posible que se modifique y no se sabe si lanzará al mercado ni cuándo.

En el foro, el estudiante Dmitri Rodionov, de 27 años, lo consideró “divertido” y con un “concepto interesante”. Por su parte, la jovial sexagenaria Elena Rajina piensa que será “tan fiable como un fusil Kalasknikov y va a conquistar el mundo entero”.

Pero otros se muestran más escépticos y las burlas se extienden por las redes sociales ante esta diversificación.

“Vuestros tanques son geniales, pero sería mejor que abandonarais los coches”, se burlaban los usuarios en Facebook. “¿Esto es un chiste?, se preguntaba la web MoteurNature.com, dedicada al automóvil ecológico.

Un torrente de sarcasmos inundó igualmente las redes sociales rusas sobre el prototipo apodado “Igorek” (pequeño Igor), un robot de guerra bípedo que supuestamente ayuda a los soldados a desplazarse en zona hostil. Presentado igualmente en el foro, se le comparó con los anticuados modelos de las primeras películas de la Guerra de las Galaxias de la década de 1980.