Ellos olvidan que el Estado no puede renunciar al uso de la fuerza cuando corresponde. Se trata de un principio de autoridad, o se cumple la Ley o se impone.

Uber empezó poniéndonos a discutir sobre un vacío legal en el uso del transporte especial (Uber Black), una regulación mal elaborada y pobre que daba una apariencia de correcta a su actuar. Mentían, a Uber le importa un comino la legalidad, se extendieron a los particulares y convirtieron su operación en una ilegalidad del tamaño de un estadio.

Hoy nadie discute si es o no ilegal, ya se sabe, pero se sigue defendiendo bajo los nobles argumentos de la innovación, la calidad y la seguridad, razones todas ciertísimas, pero que no afectan el escenario actual, y es que hace rato una empresa está haciendo lo que se sabe que no puede hacer, y eso cuenta como burla.

El principio de neutralidad tecnológica es real, y obliga al Estado con buen criterio a garantizar la libre adopción de tecnologías, fomentar la eficiente prestación de servicios, contenidos y aplicaciones.

Pero no a la “Malditasea”. No promovemos el uso de tecnologias para obviar el cumplimiento de la Ley.

¿Qué proponen lo “neutrualistas” a las siguientes aplicaciones?

  • a) Una que promueva desde el extranjero la pornografía infantil.
  • b) Una red social que permita encontrar narcotraficantes y mulas que quieran llevar droga en su cuerpo, o el sicario más cercano a la zona en la que está.
  • c) Una tienda virtual para dinero falso.
  • d) Empresas que ofrecen facturas falsas para evitar el pago de impuestos.
  • e) Escrituras para engañar comprandores, sellos notariales y registros a su antojo.

Yo propongo, el garrote, el bloqueo, todo cuanto se pueda hacer para que estos negocios no prosperen.

¿Y el emprendimiento? Pues que los negocios disruptivos, los genios donde los haya, no tengan que romper la ley para hacer sus fortunas, son las reglas de juego.

No es éste el único tiempo en el que la Ley ha puesto “límite” a la innovación, esa bandera que la norma no deja innovar ya la usó en Colombia David Murcia Guzmán y su famoso “dejen trabajar”. Yo lo dejo trabajar pero haga usted el favor de cumplir la Ley.

Yo no se si sea necesario bloquear Uber, tal como están las cosas en Colombia en términos de tráfico y contaminación, creo que es mejor solución dejar la hipocresía y permitir que con el cumplimiento de requisitos mínimos, cualquiera pueda prestar servicio de transporte. Pero no lo digo duro, que los taxistas se molestan.

Más allá de esas consideraciones particulares, mi defensa es que el Gobierno no renuncie al uso legítimo de la fuerza que le permite cerrar un local comercial, disolver una manifestación, desalojar una propiedad o si es necesario, bloquear una aplicación.

Porque no se entiende que un juez sí pueda expropiar una propiedad, cerrar una empresa, pero no puede tocar su derecho “Sacro santo” a la neutralidad y cerrarle una aplicación.

Posdata.

A los que defienden a Uber y no al mototaxismo, no les creo.

El mototaxismo ya llegó a Bogotá, es una aplicación, se llama CAP ¿Qué proponen hacer?

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