En una mano tenemos a los dos tenistas, Cabal y Farah, que sacaron la cara al convertirse en los números uno del mundo y ganar dos Grand Slam: Wimbledon y US Open.

A eso le sumamos los éxitos en el levantamiento de pesas, el salto largo, el bicicross, el Tour de Francia y los goles marcados en las canchas de buena parte del mundo.  

Sin embargo, en la otra mano, no puedo dejar de pensar en la JEP, la Fiscalía, el Congreso, las cortes, y el proceso de paz.

LAS CABAÑUELAS DEL 9

Cuando apenas habían pasado 17 días del 2019, y las cabañuelas anunciaban tiempos de paz y reconciliación en el territorio nacional, nos estrenaron, de regreso de vacaciones con un gran bombazo en la Escuela General Santander. Terrorismo puro que dejó veintiún cadetes y un terrorista muerto.

A propósito, conmemorábamos este año terminado en 9, tres décadas de hechos luctuosos que modificaron el curso de la historia del país.

Era 1989 y tres hechos destrozaron el país: Luis Carlos Galán fue asesinado, explotó un bus cargado de dinamita en el edificio del DAS y explotó el vuelo 203 de Avianca en el que murieron 110 pasajeros que habían abordado la aeronave en Bogotá rumbo a Cali.

Pero volviendo a este 2019 que está por terminar, apareció una escabrosa noticia sobre hallazgos de diferentes fosas comunes, en las que estiman hay más de 150 cuerpos de personas declaradas como desaparecidas.  

Aun no se ha determinado si son provenientes de los mal llamados falsos positivos a manos del Ejercito, o si fueron víctimas de las FARC, entre secuestrados y guerrilleros, asesinados por incumplir su reglamento interno o simplemente por ineficientes.

Los ‘honorables’ congresistas que hicieron parte de las FARC no se han pronunciado al respecto, y hablan de derechos humanos durante las marchas que han entorpecido el ya caótico tráfico de la capital.

Eso sin mencionar que desde enero hasta octubre estuvimos inmersos en campañas y luego en elecciones, para terminar en paro, protestas y más muertos.

Un año sin plata y sin empleo, pero lleno de discursos y contiendas de todo tipo.

Las elecciones, a mi juicio, fueron muy parecidas a las de siempre, aunque algunos de los positivistas analizan sus resultados como muy novedosos. Incluso, hablan de una nueva Colombia que lamentablemente yo no puedo ver.

Puede que sea nuevo, sí, que en Bogotá por primera vez se escogiera una mujer.  O en Medellín a un desconocido no Uribista. Para aquellos que afirman con tesón la llegada de un cambio, les recuerdo que no es del todo cierto.

Ella, Claudia, llegó de la mano de Mockus, Pardo, Cristo, Fajardo, Navarro, Juan Manuel Santos al escondido, Robledo y el poderoso sindicato de Fecode, adscrito al Polo. Con lo cual no veo la novedad.

Daniel Quintero, el alcalde de Medellín, por más que se diga muy independiente, algunas voces calificadas hablan de que es una hechura de César Gaviria. Petro, incluso, se quiso abrogar ese triunfo. En fin.

EL FENÓMENO DEL PÉNDULO

Como los viejos relojes que colocaban en las casas y anunciaban la llegada de una nueva hora, y que estaban decorados con un péndulo brillante, que se roba toda la atención por bailar de derecha a izquierda sin parar. Así son nuestros candidatos, hoy electos por el pueblo.

Muchos de esos que estaban en la tarima, saboreando la victoria de la señora, en el pasado compartieron tarima cuando las victorias de Lucho, Samuel o Petro, y algunos otros con Peñalosa. Si no me cree, lo invito a que miren los vídeos del pasado y compare los discursos.

Pero es tan desbordado el clima polarizado que obligados debemos dar un momento para respirar.

En medio de todo esto, sobrevive la justificación para ser como somos, pues en el fondo unos y otros nos criticamos con tanta fiereza, que estamos en un momento en el que ya no importa lo que se diga sino cómo se calumnia. Alguien decía con certeza que de la calumnia algo queda.

Los argumentos y la razón pasaron a darle protagonismo a los sentimientos y las emociones negativas.

La prudencia, el silencio y la pausa reflexiva que permite serenar los espíritus y evitar un mal paso, son técnicas abandonadas por las masas.

Los debates en el congreso, las posiciones de unos y otros en redes nos retratan como una sociedad enloquecida.

Pero, ¿qué pasa si aprovechamos que ‘estrenamos’ gobernantes y los apoyamos porque ‘escoba nueva barre bien’?, ¿’Qué pasa si los colombianos nos ponemos como propósito no criticar sino aportar, no destruir sino construir?

Ojalá sea un buen 2020 y que podamos arrancar con pie derecho, sin bombas, muertos y desaparecidos.

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