Parece una tontería, pero no lo es a la hora de confrontar el asunto con el lenguaje culto y correcto.

Hay errores idiomáticos ocasionales y errores habituales o repetitivos, que se publican en algunos medios de comunicación de Colombia. Tal hecho suele pasar con frecuencia, por descuido o ignorancia de quien escribe, o por desdén de quienes en los informativos deberían ocuparse de controlar la calidad del material que se produce y publica. En este artículo cito (con las respectivas correcciones) algunos vocablos errados que se insertan con frecuencia en informaciones o en columnas de opinión:

1.- Arriar: Este verbo confunde a muchos. No es lo mismo que arrear, como se cree. Arriar, en el mundo marítimo, es bajar las velas o las banderas de un barco; también significa aflojar o soltar un cabo, una cadena u otro objeto. En cambio, arrear tiene cinco acepciones (significados o usos): 1. Estimular a las bestias para que echen a andar, o para que sigan caminando, o para que aviven el paso. 2. Dar prisa, estimular. 3. Ir, caminar de prisa. 4. Llevarse de manera violenta algo, o, a veces, hurtarlo o robarlo. («Arrearon con todo lo que había en su casa»). 5. Ejercer el oficio de arriero. No es correcto, entonces, decir el conocido aforismo: «Es mejor atajar que arriar». Aquí debe usarse el otro verbo: «Es mejor atajar que arrear». ¡Arre, mula!

2.- Chatarrizar: Los necios hacen uso de este supuesto «verbo» para decir que algunos vehículos viejos van a ser convertidos en chatarra. Se equivocan porque esa no es la palabra correcta para designar tal procedimiento. Es más, ni siquiera existe tal palabra en el idioma castellano. El vocablo aceptado e incluido en el diccionario académico, y usado en tal sentido, es chatarrear. Con él podemos decir y escribir, por ejemplo: «El ministro de Transporte anunció que 10 000 camiones viejos serán chatarreados»; «Aquellos carros serán chatarreados»; «El año entrante haré chatarrear mi carro, ya está muy viejo». Si se sigue usando «chatarrizar» es probable que se termine por chatarrear al castellano. ¡Eso sería un peligro para la comunicación!

3.- Conllevar: Muchísima gente está convencida de que este verbo significa conducir a algo, afrontar una consecuencia. ¡Hay que despertar a esa gente! No hay tal asunto. Lo que el verbo conllevar significa es: (tiene 5 acepciones): 1. Sufrir, soportar las impertinencias o el genio de alguien. 2. Sufrir otra cosa adversa y penosa. 3. Implicar, suponer, acarrear. 4. Contener, comprender, abarcar. 5. Ayudar a alguien a llevar los trabajos. Así que es incorrecto usar conllevar para decir, por ejemplo: «Esa situación conlleva a que el peligro sea mayor»; «El proyecto conlleva al desarrollo del barrio»; «El mal uso de las vías conlleva a que haya accidentes», entre otras oraciones de similar corte. En cambio, sí es correcto: «Conllevó esa pesadumbre por muchos años»; «Al lado de sus hijos, la mujer conlleva la carga de los malos tratos de su esposo»; «Para él debe de ser triste conllevar ese dolor».

4.- Vargaz: Muchos hispanohablantes alegan que «los nombres y los apellidos no tienen ortografía». ¡Falso! Esa afirmación, sin argumento lingüístico, parece más bien una excusa para eludir el aprendizaje de la escritura correcta de los nombres y los apellidos. Uno de los articulistas del periódico El Frente (Bucaramanga), para el cual trabajé como jefe de redacción, escribía el apellido del entonces alcalde de Bucaramanga (Fernando Vargas) con zeta (z): Vargaz. Lo escribía no una vez, pues así podría considerarse un desliz de mecanografía, simplemente. ¡Lo hacía cinco, diez o veinte veces en un mes! Era claro, por la reiteración del error, que aquel escribidor estaba convencido de que el apellido Vargas lleva zeta. Pareciera increíble, pero como este hay cientos de errores idiomáticos incrustados en las mentes de muchos comunicadores colombianos. Parece una tontería, pero no lo es a la hora de confrontar el asunto con el lenguaje culto y correcto.

¡Hablar y escribir bien es el reto de hoy!

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