He terminado de leer uno de los libros más apasionantes que haya podido tener en mis manos. Una distopía que parece tan cercana a la realidad que, dados los descubrimientos de la física cuántica, perfectamente podría suceder en cualquier momento: un thriller mezcla de microbiografías, comedia humana, terror y ciencia ficción. Se trata de “La Anomalía” (Alfaguara 2021) del escritor francés Hervé Le Tellier (París, 1957), premio Goncourt de novela 2020 (una especie de premio Nóbel de literatura francesa).

Antes de dedicarse al periodismo Le Tellier estudió matemáticas. Ha sido editor de Georges Perec y Roland Brasseur. En 1984 publicó su primera novela y es un escritor imparable. La novela está escrita con las reglas de un grupo de escritores, pintores y matemáticos franceses, hoy en día presidido por Le Tellier, denominado OULIPO (Ouvroir de Littérature Potentielle – Obrador de Literatura Potencial), grupo de literatura experimental que se creó en noviembre de 1960 a iniciativa de Raymond Queneau y François Le Lionnais, secundados por un grupo de escritores, matemáticos y pintores.

“¿Y qué es un autor oulipiano? Es una rata que construye ella misma el laberinto del cual se propone salir. ¿Un laberinto de qué? De palabras, sonidos, frases, párrafos, capítulos, bibliotecas, prosa, poesía y todo eso”, nos dicen Marcel Benabou y Jacques Roubaud.

Y eso es justamente este libro: un laberinto. De hecho, hay momentos en donde una se pregunta cómo resolverá el escritor un final creíble, verosímil, un final que no suponga un giro artificioso y deje satisfecho al lector.

El jurado que otorgó el premio, que por primera vez deliberaba por videoconferencia y no en el tradicional almuerzo en el restaurante Drouant, la ha descrito como una novela “moderna y accesible”.

La obra, publicada en Francia por la editorial Gallimard, sucede en junio de 2021, cuando un hecho inexplicable trastorna la vida de los pasajeros de un vuelo París-Nueva York. El 10 de marzo de 2021, 243 pasajeros de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por una terrible tormenta. Tres meses más tarde, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y la misma tripulación, solicita permiso para aterrizar en Nueva York.

Entonces se pone en marcha el protocolo 42, creado por dos científicos académicos que, en su momento, cuando lo construyeron, lo hicieron desdeñosamente como si fuera un juego imposible de llegar a realizarse. Cuando sucede lo imposible, son llamados de inmediato al hangar en donde mantienen aislados a los pasajeros del segundo vuelo y en el que mantienen en cuarentena al primer avión que aterrizó en marzo.

El autor escoge contar la vida de varios de ellos, entre los cuales nos encontramos a Blake, un padre respetable, no tan buen esposo y, sin embargo, con un lado oscuro pues es, en realidad, un sicario de alto nivel; Slimboy, estrella del pop nigeriano, agobiado por la fama y la falsa vida que esta supone; Joanna, una esforzada y excelente abogada afroamericana, con inseguridades y síndromes por resolver; un abusador sexual que se ve desenmascarado en medio de la historia, o Víctor Miesel, un escritor de medio pelo que repentinamente se vuelve un éxito superventas con un libro justamente llamado “La anomalía…”

“Mi idea era trabajar en torno a los personajes y el género literario, asociando sistemáticamente cada género a un personaje”, ha comentado Le Tellier. Nos encontraremos así con ciencia ficción, drama, novela negra, romántica, feminista, y con múltiples deliciosas referencias literarias y cinéfilas: Tolstoi, Calvino, Matrix, Kubrick, Spielberg, entre otras.

Con el evento, que rompe con cualquier lógica y raya en lo mágico y lo irracional y que, por supuesto los gobiernos francés y norteamericano tratan de mantener oculto, también se trastoca la vida de los gobiernos, de las instituciones religiosas, de la academia y de la ciencia, todo se trastoca. ¿Cuál fue, pues, la anomalía? Expertos científicos, religiosos, políticos, académicos, matemáticos se reúnen y revisan datos, cámaras, fenómenos meteorológicos, fenómenos enmarcados en la física y la metafísica, para entender qué fue lo que pudo pasar. Las respuestas de la religión, la ciencia o el cine no les parecen suficientes, y al lector tampoco.

Se trata de una novela auténtica, inteligente, bastante original – no conozco nada parecido – fluida, divertida, en donde el juego con las dimensiones del tiempo, el espacio, la identidad, en el real sentido de la vida, nos introduce en un mundo laberíntico cuyo final es impredecible. “Quería tratar la cuestión del doble desde hace tiempo, de manera más directa que la clonación. Enfrentarse a sí mismo, a esa persona a la que no podemos mentir, que posee nuestros recuerdos, nuestras pasiones y odios. ¿Cómo reaccionar frente a sí mismo?”, se pregunta el autor en la revista Paris Match.

Cuando terminamos de leer el libro, es inevitable recordar la película “No mires arriba” (2021), en que hay una reflexión similar sobre la utilidad de las religiones, las posturas políticas, o la de la ciencia teórica, o simplemente, de valor de la existencia humana. Al terminar queremos compartir con alguien todo lo que hemos leído y sentido para entender que, en cualquier momento, el mundo en que vivimos puede cambiar para siempre.

CODA: El sábado 4 de junio se inauguró en el barrio Santa Paula, en el norte de Bogotá, una nueva librería cuyo nombre hace homenaje a esa gran poetisa colombiana “María Mercedes Carranza”. Se trata de la tercera librería inaugurada en Colombia por el Fondo de Cultura Económica, subsidiaria Colombia, que ahora se encuentra dirigido por una mujer estupenda, Gabriela Roca, y cuya gestión de comunicaciones está a cargo de una librera apasionada, Vanessa Velásquez, mas conocida como @ficcioncitas. El delicioso evento, que estuvo a reventar, estuvo a cargo de Gabriela, quien compartió unas breves palabras con Marco Barrera Bassols, historiador, museólogo y museógrafo quien además es el coordinador de vinculación internacional del Fondo de Cultura Económica. También estuvo la hija de María Mercedes, quien prestó a la librería la máquina de escribir Remington de su madre. Siempre será una maravillosa noticia tener estos espacios para que sean habitados por lectores, escritores, adultos y niños, amantes de la literatura y disciplinas humanísticas alternas… pues el Fondo, de origen mexicano, es experto en eso, en brindarnos sabiduría y conocimiento. ¡Enhorabuena!.

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