[…] Asumen que él hace referencia en una oración gramatical al sustantivo que antecede. ¡Concepto erróneo!

A cambio de tal locución deben usarse los demostrativos, adjetivos o pronombres; o, sencillamente, omitirla por innecesaria, como veremos más abajo.

Con esa falla se escriben oraciones como las siguientes:

«…se mostró dispuesto a trabajar en la definición del acuerdo de límites, pero enfatizó en que el mismo debe ceñirse a lo establecido por el tribunal internacional». (El Espectador).

«…el Artículo 101 de la Constitución de 1991 establece que los límites del país y la modificación de los mismos solamente pueden fijarse mediante tratados internacionales aprobados por el Congreso».  (El Espectador).

«Fuentes del Tribunal Administrativo revelaron que serían unas 36 tutelas, que son de conocimiento de 24 magistrados y que las mismas no podrían ser resueltas de manera unificada o grupal, porque no fueron instauradas en el mismo día y a la misma hora». (Colprensa en Vanguardia).

«El presidente de la República (…), se refirió al tercer acuerdo sobre los cultivos ilícitos logrado con la guerrilla de las FARC y explicó los alcances del mismo». (El Espectador).

Para corregir ese error es preciso que sepamos primero qué significa el adjetivo ‘mismo’ que tanto les gusta a muchos redactores:

Mismo, ma: 1. Significa ‘idéntico, no otro. Ejemplos: «Este pobre es el mismo a quien ayer socorrí»; «Esa espada es la misma que sirvió a mi padre». 2. También tiene significado de ‘exactamente igual. De la misma forma. Del mismo color’. 3. Se usa por pleonasmo, ‘añadido a los pronombres personales y a algunos adverbios para dar más energía a lo que se dice’. Ejemplos: «Yo mismo lo haré»; «Ella misma se condena»; «Hoy mismo lo veré»; «Aquí mismo te espero».

Atención a lo que sigue, pues es la aclaración definitiva para que periodistas, funcionarios y otras personas que usan de modo recurrente la forma ‘el mismo’ (o ‘la misma’), puedan corregir ese error idiomático:

‘El adjetivo mismo puede sustantivarse, manteniendo los sentidos de identidad y de igualdad o semejanza que le son propios: «Sus ideas reformistas solo cambian de posición, pero son las mismas». (Vitier Sol [Cuba 1975]). A pesar de su extensión en el lenguaje administrativo y periodístico, es innecesario y desaconsejable el empleo de mismo como mero elemento anafórico, esto es, como elemento vacío de sentido cuya única función es recuperar otro elemento del discurso ya mencionado; en estos casos, siempre puede sustituirse mismo por otros elementos más propiamente anafóricos, como los demostrativos, los posesivos o los pronombres personales; así, en «Criticó al término de la asamblea las irregularidades que se habían producido durante el desarrollo de la misma» (País [España]), pudo haberse dicho: «…durante el desarrollo de esta», o «…durante su desarrollo»; en «Serían citados en la misma delegación a efecto de ampliar declaraciones y ratificar las mismas» (Excélsior [Méx.]), debería haberse dicho, simplemente, ratificarlas; en «El que su acción fuera efímera, innecesaria, no resta a la misma su significado» (ABC [España]), hubiera sido mejor: «…no le resta su significado». A menudo, su simple supresión no provoca pérdida alguna de contenido; así, en: «Este año llegaremos a un billón en exportaciones, pero el 70 por ciento de las mismas se centra en el mercado europeo» (Razón [España]), pudo decirse, simplemente, «…el 70 por ciento se centra en el mercado europeo».

Después de esta ilustración gramatical, ojalá se usen más los demostrativos (esa, esta, este, ese, etcétera); los posesivos (su, mi, tu, nuestro) o los pronombres personales (yo, usted, tú, él, ella, nosotros), en vez de ese erróneo «lo mismo», con sus variantes en género y número, que tanto se rastrilla en las noticias y en los discursos políticos.

Los adjetivos demostrativos y los pronombres personales, amén de los adjetivos, existen para evitar esos incordios idiomáticos que deslucen las oraciones gramaticales.

¡Hablar y escribir bien: el reto de hoy!

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