1.- «Se gana la vida vendiendo baratijas». Es común escuchar este tipo de expresiones. La vida, sin embargo, se adquiere (o se gana) desde la concepción. De ahí en adelante sigue un ciclo de evolución en todos los niveles. Uno de ellos es, precisamente, ganar el sustento para esa vida física. Para ganar ese sustento es necesario trabajar, que es lo que hacen quienes venden baratijas. Claro es que, si no se sustenta con alimentos, cualquier vida se apaga, se muere. Pero es mucho más remota esa probabilidad que la de trabajar para obtener la manutención. Por lo tanto, es preferible hablar de ganar el sustento vendiendo baratijas.

2.- «La verduga». El animador de un programa sabatino de humor en la televisión colombiana insistía en cada emisión en llamar con este adjetivo a una mujer que simulaba ser la castigadora de quienes contaban chistes sin gracia o sosos. El término estaría bien empleado si no fuese porque no tiene femenino; es decir, se trata de una palabra de género masculino: verdugo, que en la antigüedad era el funcionario judicial encargado de ejecutar las penas de muerte. En diminutivo, se denominaba también verduguillo. En consecuencia, resulta un mal chiste acuñar y utilizar el citado vocablo en femenino.

3.- «Las víctimas responden a los nombres de…». Toda persona fallecida ya no puede responder cuando la llaman por su nombre. Es simplista la precisión, pero válida al confrontarla con la expresión del ejemplo. Esta sugiere que después de fallecer algunos humanos todavía tienen la facultad de escuchar sus nombres y responder a quienes los llaman. Esa trillada frase hecha, que se usa en las noticias policiales, es mejor con el verbo en pretérito: «Las víctimas respondían a los nombres de…».

4.- «Salió al mercado su último disco». Muchos locutores emplean esta expresión cuando presentan un nuevo trabajo discográfico de los cantantes. Y hay muchos otros que dicen que el adjetivo último está mal empleado; alegan que se refiere a aquello que ya no tiene nada más detrás; que no existe nada ni nadie después. Por eso argumentan que «último disco» significaría que el cantante no volverá a producir otros trabajos artísticos. Hasta aquí tienen razón, pero ocurre que último, además de ser adjetivo, es también sustantivo, significa igualmente ‘lo más reciente’. Es decir, el último de una serie. Luego decir que al mercado acaba de salir el último o el más reciente disco de zutano es lo mismo.

5.- «Cristo triunfó victorioso sobre el pecado y la muerte». Esta sentencia la leí en una cartelera del templo católico en el municipio de Piedecuesta (Santander). El mensaje es cierto, pero ofrece un error de redundancia. Triunfo significa victoria. Luego sobra usar el adjetivo victorioso para proclamar el triunfo de Jesús sobre la muerte espiritual. Sería diferente si la oración dijese: «Cristo resultó victorioso sobre el pecado y la muerte». Más abreviada, podría ser también: «Cristo triunfó sobre el pecado y la muerte». ¡Aleluya!

6.- «Dichosos los difuntos que mueren en el Señor»: Esta es una letanía que cantan los sacerdotes en las misas de difuntos. Es tomada del libro bíblico Apocalipsis, capítulo 14, versículo 13. El vocablo ‘difuntos’ no resulta bien empleado, pues encarna un pleonasmo. Sería más acertada si dijese: «Dichosos los creyentes que mueren en el Señor», para no caer en la ilógica de que un «difunto muere». Es claro que morimos los vivos. Además, la oración mejorada concordaría con uno de los mensajes de Jesucristo: «Quien cree en mí, no morirá para siempre». (Juan 11: 25).

7.- «Me encanta dormir lloviendo». Esta expresión (escuchada en labios de una dama) sugiere que ella «llueve» ─lo cual es inverosímil─, mientras duerme. Ni siquiera en sentido figurado sucede, pues llover es un verbo impersonal (no se puede conjugar en referencia a personas). Miccionar, verbo en el que podría pensarse para asimilarlo con aquel término, no es lo mismo que llover. El problema en la oración lo constituye el uso del gerundio lloviendo. Sabemos que esa forma verbal se utiliza cuando una acción está sucediendo en simultaneidad con otra. En cambio, a muchos les encanta dormir cuando llueve.  «Me encanta dormir mientras llueve».

8.- «El invierno irá hasta mediados de julio». Esta es una expresión impropia puesto que, en referencia a un fenómeno natural, ninguno de ellos va a ningún lugar. En ninguna de las 38 acepciones del verbo ir, contenidas en el diccionario académico, se contempla el sentido que se le dio en la oración aquí citada en un medio radial colombiano. Como fenómeno natural, la lluvia se presenta naturalmente. Para indicar duración ─como quisieron decirlo en esta expresión─ es más acertado decir: «El invierno durará hasta mediados de julio»; «El invierno se prolongará hasta mediados de julio», entre otras fórmulas posibles.

¡Hablar y escribir bien: el reto de hoy!

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