No hay palabras para describir, calificar o siquiera dimensionar el ataque que sufrió nuestra Policía Nacional y, acaso, todos los colombianos. Solo queda entregar palabras de consuelo y confortación a las familias de las víctimas del terrorismo y oraciones para que los heridos y demás afectados puedan volver a la normalidad de sus vidas lo antes posible.
Con esto dicho, es bueno dejar precedente de una arista que poco se ha tocado en la agenda noticiosa del país en los últimos: cómo la tecnología resultó ser un aliado fundamental para determinar los autores materiales del barbárico atentado contra los jóvenes policías que estaban en la Escuela de Cadetes General Santander.
Las cámaras de seguridad de alta definición fueron la herramienta base que le permitió a las autoridades hacer un completo ejercicio de georreferenciación de la camioneta atacante. Así mismo, tecnologías de identificación de rostros y análisis de datos (que en últimas se conoce cómo Big Data) completaron la tarea. Todo en tiempo récord, hecho que despertó la suspicacia de muchas personas, infortunadamente.
Particularmente, quisiera hacer referencia al análisis de los datos. Y sobre todo a la capacidad que tuvieron las autoridades estatales para cotejar, contrastar y emitir un resultado fáctico. Las imágenes de las cámaras de seguridad resultan ser como una suerte de commoditie que todos esperaban. Fue la experticia de las dependencias encargadas lo que transformó este recurso garantizado en una información certera. Toda una demostración de cómo la tecnología es el insumo y la inteligencia el catalizador para obtener resultados.
Los videos por sí solos produjeron conjeturas de todo tipo. -Una infamia, teniendo en cuenta el contexto, pero una realidad que debemos asumir y convivir a diario-. Pero fue el análisis de la data lo que permitió convertir el commoditie en datos fácticos, y los datos en acciones concretas. Básicamente, esta es la definición del Big Data. No se trata simplemente de tener aparatos, equipos ultramodernos que capturen información. Se trata de cómo estas herramientas permiten entregar diagnósticos casi que en tiempo real.
Nunca antes, se había determinado con tal precisión al autor de un hecho tan significativo en menos de tres horas. Hace cinco años, algo semejante era impensado. Sin embargo, el Estado colombiano mostró no sólo su capacidad, también la potencia que puede tener la tecnología en las manos correctas.
La tecnología cambió todo. La inteligencia de las autoridades colombianas salió fortalecida de este episodio y les mostró a los criminales que la impunidad, al menos desde el punto de vista de los hechos, ya no es una opción.
Nos unimos desde esta tribuna a las oraciones por las familias de los cadetes fallecidos en esta tragedia y por la pronta recuperación de los heridos. Esperemos que la próxima entrada tenga un tema más feliz.
*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.