Existen muchas parejas que se aman y no tienen sexo. También existen las uniones que tienen sexo a raudales pero no se aman, y no tienen reparo en confesarlo. Desde mi columna siempre digo que no hay nada malo en desear y darle importancia al sexo, lo que pasa es que cuando hablo de sexo y lo pongo en una tabla frente al amor es importante ver sus diferencias.

¿Qué es mejor? ¿Sexo o amor?

Como citan los científicos teóricos Potts y Short, el amor y el matrimonio son una mezcla curiosamente admirable de naturaleza y educación que liga a un par de extraños íntimos.

Peeero, una cosa es el sexo y otra el amor. Para muchos, el ideal es que ambos caminos converjan y nos proporcionen ambas experiencias; pero para otros se trata de caminos paralelos que jamás se tocan.

El filósofo Javier Sádaba, al hablar sobre el sexo y el amor afirma que no se puede ser dogmático.

El amor es el motor de nuestra vida. Queremos que nos quieran y queremos querer. Y el sexo, entretanto, tiene dos funciones esenciales: la de la reproducción y el placer.

Según este filósofo, el sexo no tiene porque llevar al amor -especialmente en el caso de los hombres- mientras que el amor siempre lleva al sexo.

De forma evolutiva hemos sido formados para que nuestros óvulos y nuestro esperma se reproduzcan con la idea de que la especie dure y nuestro legado trascienda. La vida es una lucha por la existencia. Y el sexo, señoras y señores, es la vía hacia esta supervivencia.

Esa llamada es de la naturaleza, pero no tiene sentido ser avasallados por el mero principio de reproducción humana.

El sexo es un interrogante porque está en la ecuación de la perpetuación de la especie y del amor. Si amamos a alguien, tenemos sexo con él, y es posible que nos planteemos antes la reproducción con un ser amado, que con alguien que no amamos; pero el placer convivirá siempre en nosotros al tener sexo. Muchas personas que tienen sexo en este momento no están pensando en la prolongación de su especie, sino que están centrados meramente en su placer.

Piense en la última vez que tuvo sexo y dígame si lo hizo por amor o por placer. (¡Le sorprendería conocer los resultados de esta encuesta!)

Tanto el sexo como el amor tienen sus ventajas, y se multiplican cuando somos capaces de combinarlos con nuestra pareja.

En definitiva, el sexo es una necesidad que manifestamos los hombres y las mujeres para encontrar un placer y también para hacerle caso a nuestra primitiva llamada de supervivencia.

Por su parte, el amor es también una necesidad, aunque mucho más integradora y compleja. Todos deseamos ser amados y queridos. Y quien me diga que no desea ser amado, es porque no es consciente de lo que es ser amado y prefiere dárselas de autosuficiente.

Recordemos que, mientras el sexo puede conseguirse con relativa facilidad a través de aplicaciones, páginas de contacto o incluso en la vida nocturna, el amor hace parte de la entrega hacia el otro sin egoísmo, bajo la consigna de la entrega y de la aceptación.

El amor se construye, se genera con el contacto, con el respeto y con el tiempo.

El sexo también puede construirse, pero si no se reviste de amor queda reducido a una unión de cuerpos, (¡que tampoco está mal!) y que puede ser lo que muchas personas desean para su vida en este instante.

Sin importar lo que se está buscando con otra persona, es clave saber qué es lo que se está buscando y no engañar a la persona con la que compartimos. Si estamos teniendo sexo y sólo sexo, no seamos canallas y no lo disfracemos de amor.

Siempre se sabe lo que se siente.

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