La tormenta tropical Bonnie mantiene este viernes en alerta a la isla de San Andrés, donde los pobladores y turistas de la isla tuvieron que resguardarse ante el riesgo de fuertes lluvias, inundaciones y vientos.

El gobernador Everth Hawkins y la directora del Ideam, Yolanda González, indicaron que la prioridad para la comunidad es permanecer lejos del borde costero del sur de la isla por las precipitaciones que se pueden presentar. Incluso, el archipiélago tuvo una noche pasada por agua que obligó a decretar medidas.

Hasta este viernes, la tormenta mantuvo una velocidad constante de 33 kilómetros por hora y provocó rachas de viento significativas, nubosidad e incrementos en la altura de las olas, que en las últimas horas están cercanas a los tres metros, según indicó el Ideam.

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Dicho panorama climático ha afectado también la operación aérea desde y hacia San Andrés. De acuerdo con la Unidad Especial de la Aeronáutica Civil, este ciclón tropical obligaría a retrasar vuelos en el archipiélago, pues la fuerte nubosidad pone en riesgo las maniobras de los pilotos en los aviones.  Al respecto, la entidad indicó que, por ello, adelanta las coordinaciones necesarias con las aerolíneas para reducir la afectación a los pasajeros.

Sumado a la restricción de vuelos, en la isla también se tienen medidas como el toque de queda, que comenzó a regir desde este viernes y se alargará hasta el 2 de julio, día en el que se estima empiece a disminuir el ciclón en cercanías al mar de San Andrés.

“Se restringen todas las actividades marítimas y naúticas en la bahía. Se cierran los cayos, los capitanes de embarcaciones deben ir transportando a los turistas a los diferentes muelles, por favor extremar las medidas de seguridad en el desplazamiento”, señaló la administración departamental.