“Venezuela está en consultas con el resto de los países acompañantes y garantes del proceso de paz para trazar estrategias inmediatas que permitan el restablecimiento de los contactos entre las partes”, indicó un comunicado leído por el canciller, Jorge Arreaza.

Sin embargo, en la misma declaración el gobierno de Maduro acusó al presidente Iván Duque de ejecutar un “planificado desmontaje” del proceso de paz y de incumplir los compromisos asumidos en la mesa de La Habana: “Resulta insólito que Iván Duque, con absoluta desfachatez, en un acto deleznable, pretenda desplazar hacia terceros países y terceras personas su exclusiva responsabilidad”.

Venezuela y Chile actuaron como facilitadores de los acuerdos de paz, mientras Cuba y Noruega fueron garantes. Estos dos últimos también expresaron “su profunda preocupación por el reinicio de la lucha armada por parte de algunos miembros de las Farc”, y reiteraron “su compromiso con la paz de Colombia”:

“Los países garantes respaldan a todos aquellos que defienden el proceso de paz en Colombia (…) confirman la vigencia del histórico Acuerdo Final de Paz y consideran que su implementación efectiva y su estricto cumplimiento es el camino para preservar la paz”

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Duque había acusado a Maduro de albergar al grupo disidente: “No estamos ante el nacimiento de una nueva guerrilla, sino frente a las amenazas criminales de una banda de narcoterroristas que cuenta con el albergue y el apoyo de la dictadura de Nicolás Maduro”, aseguró.

El gobierno chavista expresó su “profunda preocupación” ante lo que vislumbra como una “inminente reactivación del conflicto armado”.