El expresidente acusó a la administración de Duque de un “incumplimiento grave” de los protocolos de los diálogos de paz con el grupo armado.

“Esas negociaciones están enmarcadas en una normatividad internacional que no se la inventó ni Cuba, ni los demás países facilitadores, y en esa normativa se establece claramente (..) que hay unos protocolos”, dijo.

Señaló que entre las normas, el acuerdo firmado entre el Eln y el Estado de Colombia incluye garantías para que “las partes que están de alguna manera sirviendo padrinos de la negociación, se aseguren de que puedan regresar tranquilamente a sus países de origen”.

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Las negociaciones de paz entre el Ejecutivo y la guerrilla comenzaron formalmente en febrero de 2017 en Ecuador, y en mayo de 2018 fueron trasladadas a La Habana donde la última ronda de conversaciones concluyó sin avances a principios de agosto de ese año.

Tras el cese de las negociaciones, luego del atentado a la Escuela de Cadetes de la Policía, el Gobierno exigió a Cuba la devolución de los insurgentes, a lo que la isla se niega escudada en los términos del pacto firmado por la anterior administración de Juan Manuel Santos en caso de un alto en las conversaciones.

Esta negativa es el principal argumento aducido por Estados Unidos en mayo pasado para incluir a Cuba en su lista de países que no cooperan en la lucha contra el terrorismo, documento del que la isla había salido en 2015 dentro del fugaz “deshielo” con EE. UU.

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Por eso, para Samper “sería demasiada ingenuidad pensar que es una simple coincidencia” que Colombia pida el regreso de los guerrilleros y después Washington apoye su decisión de considerar a Cuba “amiga del terrorismo internacional” basado en la negativa de extradición.

“Se tenía que negar, porque si Cuba no se niega a extraditar a los negociadores y los hubiera regresado, en este momento habrían perdido su legitimidad los 80 o 90 procesos de paz que están teniendo curso en el mundo”, insistió.

El político alabó la presencia “activa, discreta, no para dar declaraciones ni para robarse el show” de Cuba durante el proceso de paz de Bogotá con las Farc, que culminó en un histórico acuerdo gestado durante cuatro años de negociaciones en La Habana.

“Si usted le preguntara en este momento a los colombianos sobre el papel que ha jugado Cuba, creo que más del 80 % le diría que ha sido el papel de un país amigo, de un país comprometido con la paz y al cual no se le puede hacer esta traición, que en términos internacionales se conoce como delito de perfidia”, finalizó.