Las administraciones locales de algunos municipios señalan que los retrasos en este proyecto se deben a incumplimientos de contratistas y falta articulación con las entidades departamentales.

En la cuenca del río Bogotá, en su extensión de 375 kilómetros, compartida por la capital de país y municipios de Cundinamarca, hay más de 60 plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) con el objetivo de descontaminar el cauce y mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región.

De esta manera, el reto de estabilizar y controlar la calidad del afluente, que nace en Páramo de Guacheneque, ubicado en el municipio de Villapinzón, y que desemboca en el río Magdalena, es una tarea conjunta. Además de la capital del país, la tarea se comparte con 46 municipios de Cundinamarca (que aportan el 15 % de la contaminación al río), que han intentado ponerse en la tarea.

Dicha labor es, de hecho, una obligación tras una sentencia del Consejo de Estado, que ratificó en 2014 un fallo del Tribunal de Cundinamarca, donde es menester la descontaminación del río para preservar la fauna y flora del río, así como la salubridad de los más de 10 millones de habitantes de la región Bogotá – Cundinamarca.

Según cifras Ministerio de Vivienda, con 354 proyectos de infraestructura del Plan Departamental de Aguas, en Cundinamarca se concentra el 26% de las Plantas de Tratamientos de Agua Potable y Residuales, entre otros proyectos de saneamiento básico de país. Esto con inversión en la última década de más $583 mil millones.

Aun así, los desafíos continúan siendo enormes. Cerca del 12 % de los municipios de Cundinamarca no cuenta con sistema de alcantarillado, por lo que el control de lo que se vierte en el río sigue siendo incierto. Sus implicaciones son evidentes, además del mal estado del río, esta situación estanca el desarrollo comercial e industrial de los municipios.

¿Cómo está el río Bogotá y las PTAR en Cundinamarca?

En este departamento las acciones para proteger el río han sido importantes y de vieja data. Sin embargo, sus réditos están aún por verse. Cundinamarca es el departamento con mayor cantidad de PTAR, con un total de 137, con una inversión conjunta de la Gobernación y la administraciones locales.

Los municipios de Cundinamarca solo aportan la sexta parte de la contaminación al río y está, en su mayor parte, viene de químicos producto de la producción agrícola y ganadera, así como de la industria curtiembre, en la que se transforma el cuero animal, para producir productor de marroquinería, talabartería y calzado.

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De esta manera, una principales falencias es el control de vertimientos locales en el río, a pesar de que los responsables son constantemente multados por desechar las aguas negras directamente al río. Así, de acuerdo con un estudio de la CAR, en 2020, el 56% de del agua en la cuenca alta del río Bogotá se encuentra en estado regular y el 17% en malo.

Las PTAR que más caudal del río procesan son la PTAR de Facatativá, Chía, Funza y Cajicá, con más 900 litros por segundo del río. Sin embargo, estas son ciudades con un gran número de habitantes en comparación al resto de los municipios del departamento. Aun así, cerca del 70% está en proceso de optimización, para aumentar su capacidad de procesamiento y para evitar efectos adversos, como la generación de gases de efecto invernadero (GEI).

Tenjo estrenó una de las PTAR más modernas de Cundinamarca. Cortesía
Tenjo estrenó una de las PTAR más modernas de Cundinamarca. Cortesía
Por otra parte, en el departamento 45 municipios no cuentan con servicio de alcantarillado, según la Empresa de Servicios Públicos de Cundinamarca. Frente a esto, se vienen desarrollando proyectos de PTAR de los cuales 71 están aprobados en planos, en ejecución o inconclusos.

“En las obras inconclusas, la mayoría corresponde a 85 municipios de categoría sexta, con un valor cercano a $40 mil millones. Además, se observa que 25 del total de estas están relacionadas con agua potable y saneamiento básico, por $57 mil millones”, señala un reporte de la Contraloría de Cundinamarca, en lo que ha sido un problema histórico.

Los líos de hacer y mantener una PTAR

Las administraciones locales de algunos municipios señalan que los retrasos en las PTAR o sistemas de alcantarillado se deben a incumplimientos de contratistas, falta de recursos y articulación con las entidades departamentales, que hacen la interventoría a los proyectos.

En Puerto Salgar, aunque fuera del límite del río Bogotá, el desarrollo de un sistema de saneamiento de aguas ha sido por décadas un dolor de cabeza. Allí, desde hace 25 años se han internado desarrollar el proyecto. Sin embargo, señalan que por problemas burocráticos y dificultades con los contratistas, el proyecto permanece abandonado.

“Es una necesidad urgente para el municipio tener esto. Sin embargo, estamos en una especie del paseo de la muerte, ya que no tenemos acceso a los recursos del plan departamental de aguas, porque no tenemos los diseños, y es la EPC la que decide de fondo sobre el asunto. Sin embargo, no siempre hay la mejor interlocución, lo que hace que sea más paquidérmica la evolución del proyecto”, manifestó Luis Armando Mendez, secretario de Obras Públicas de Puerto Salgar.

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Por su parte, la Empresas Públicas de Cundinamarca asegura avanzar con el desarrollo de la PTAR y los planes de saneamiento en el departamento, en el que, señala, es líder en la recepción y ejecución de recursos nacionales para este fin.

Retos y avances

Según el último informe sobre el estado de los recursos naturales y ambiente de la Contraloría, el río Bogotá es la subzona hidrográfica monitoreada que más carga contaminante recibe en el país, con 690 toneladas diarias, en una combinación entre aguas residuales, basuras y desperdicios industriales.

Frente a esto, para este año, la CAR y Acueducto de Bogotá anunciaron una inversión cercana a los $12 billones en obras de Planta de tratamiento Canoas, en Soacha, para contribuir con la descontaminación del río en su tramo final, tras pasar por la capital.

Por el momento se mantiene el reto de asegurar la descontaminación en todas las cuencas del río, donde las administraciones locales piden mayor integración con los entes departamentales, mientras esto aseguran que están en la tarea, que es hace años una obligación.