El fiscal delegado para la infancia y la adolescencia, Mario Gómez, dijo al noticiero CM& que “las niñas colombianas, venezolanas y de distintas nacionalidades están participando en el comercio ilegal de sexualidades y de venta de cuerpos y virginidades”.
En Bogotá, por ejemplo, recientemente se descubrió cómo explotaban a menores de nacionalidad venezolana en una lujosa whiskería ubicada en plena localidad de Chapinero.
De acuerdo con el noticiero, los proxenetas delinquen en la zona fronteriza y se aprovechan de la situación de indefensión, vulnerabilidad y desamparo de los menores, pues también se traficaría con niños, para ofrecerles una oportunidad y terminar sometiéndolos.
Gómez destacó que esto sucede “en zonas donde hay cultivos ilícitos y donde hay participación de narcotráfico”, por lo que un factor clave es la demanda de parte de este tipo de delincuentes que incluso se alían con los victimarios para enviar a algunas de las víctimas al exterior.
Recientemente las autoridades españolas han dado al menos dos grandes golpes a una red de trata que era manejada en ese país por proxenetas colombianos que incluso pertenecían a una misma familia.
El fiscal subraya que en muchos casos son las propias familias de las víctimas las que las obligan a someterse a este flagelo:
“Hay familiares que están atendiendo [con los menores] las supuestas necesidades sexuales de adultos que pagan por sexo con niños”: fiscal Mario Gómez
En otros casos, incluso se ha conocido que son otros menores los que reclutan a sus compañeros de colegio y hasta se encargan de ofrecer servicios a extranjeros.
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