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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 1, 2025 - 7:04 pm
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La Plaza de Mercado de Riosucio, con más de 75 años de historia, se ha consolidado como un escenario crucial para la vida económica y social de la localidad. En la actualidad, este espacio enfrenta una encrucijada ante la propuesta de su demolición y reconstrucción total, una decisión respaldada por la Alcaldía como respuesta a graves deficiencias en materia de seguridad y salubridad. Según los estudios Del Comité Municipal de Gestión del Riesgo y la Dirección Territorial de Salud de Caldas, la infraestructura presenta fallas profundas en sismorresistencia y carece de una red contra incendios adecuada, sumadas a exigencias fitosanitarias insatisfechas. Estos hallazgos constituyen el argumento central para replantear el espacio y garantizar bienestar tanto a los 454 comerciantes que dependen del mercado como a sus usuarios habituales.

El elemento humano e histórico de la plaza es insoslayable. Antes de erigirse allí el mercado, el predio sirvió como la cancha municipal de fútbol, un punto fundamental en la vida recreativa local. Voces emblemáticas, como la de Juver Antonio Melchor, quien ha dedicado 65 años al mercado, encarnan no solo la tradición y memoria colectivas, sino también las esperanzas y temores hacia el cambio. Melchor rememora la importancia cultural del lugar y, si bien observa con ilusión los posibles beneficios de una remodelación, no deja de representar la incertidumbre que sienten muchos comerciantes. La nostalgia y el apego al pasado dialogan cada día con la necesidad de un entorno seguro y moderno.

El proyecto, cuyo costo se estima entre 25 y 26 mil millones de pesos, requiere la integración de fondos provenientes del Gobierno nacional, la Gobernación de Caldas y recursos municipales, además de la solicitud de un crédito ante el Concejo local, según declaraciones oficiales. Para mitigar el impacto sobre los comerciantes, la Alcaldía ha ofrecido garantías de reubicación temporal en condiciones que busquen la continuidad de actividades y eviten el vacío económico y social que implicaría el cierre de la plaza.

La decisión, sin embargo, ha abierto un debate entre aquellos que llaman a la modernización y quienes manifiestan preocupación por la estabilidad laboral e identidad de la plaza. Experiencias documentadas por Urban Studies Journal y casos como los de La Boqueria y el Mercado Central de Valencia —referenciados, respectivamente, por el European Journal of Urban Planning— subrayan que la intervención en mercados históricos debe ir más allá de la renovación física, involucrando a la comunidad en la toma de decisiones para mantener el tejido social y cultural.

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El Banco Interamericano de Desarrollo ha resaltado la importancia de establecer procesos participativos y transparentes en obras de esta magnitud, pues la apropiación ciudadana y el seguimiento riguroso son esenciales para que la transformación de espacios públicos no implique una pérdida del valor simbólico, sino una oportunidad de fortalecimiento colectivo. Así, el caso de la Plaza de Mercado de Riosucio representa un reto donde la mirada técnica debe conjugarse con el respeto por la herencia social y el papel vital del comercio popular en la estructura urbana.

¿Cómo se manejará la reubicación temporal de los comerciantes? La reubicación de los 454 comerciantes ha sido planteada por la Alcaldía como una prioridad para evitar la interrupción de sus actividades económicas durante el periodo de obras. Las autoridades locales comunicaron su intención de establecer espacios temporales adecuados, aunque los detalles sobre la localización precisa y las condiciones logísticas aún no han sido definidos públicamente. Esta etapa será clave para reducir el impacto negativo en la economía familiar de quienes dependen exclusivamente del mercado y garantizar su participación activa en el proceso de transición. El acompañamiento institucional y la comunicación clara serán determinantes para que la movilidad temporal no suponga una afectación irreversible en las dinámicas comerciales y el abastecimiento local.

¿Qué implica la sismorresistencia en obras públicas? El término sismorresistencia alude a la capacidad estructural de un edificio para enfrentar y resistir movimientos sísmicos sin colapsar o sufrir daños mayores. En contextos como el de la Plaza de Mercado de Riosucio, una infraestructura carente de sismorresistencia representa un peligro latente tanto para comerciantes como para visitantes, más aún en una región propensa a la actividad sísmica. La obligatoriedad de cumplir con normas estrictas en este aspecto responde a la protección de vidas humanas y a la prevención de pérdidas económicas considerables frente a un eventual desastre natural, siendo esta una de las razones técnicas fundamentales que esgrimen las autoridades municipales y sanitarias para el proyecto de reconstrucción.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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