Un informe del equipo veterinario de vigilancia y control y del Escuadrón Anticrueldad del Instituto de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), dado a conocer por la concejala Andrea Padilla, dio cuenta del estado de salud de los perros.

En dicho documento se observó que los animales eran alimentados solo una vez al día, carecían de suplementos vitamínicos y estaban vacunados solamente contra la rabia, cuando se debe utilizar vacunas polivalentes.

Además de las afecciones que padecen los perros, el IDPYBA evidenció que las instalaciones en donde estaban “no tenían una zona segura para el esparcimiento de los animales”.

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Entre las muestras de maltrato, el informe destaca que, mientras se aseaba a los perros, estos “eran amarrados con traíllas en árboles y barandas”.

De igual forma, se encontró que los animales padecen de ansiedad y agresividad. El informe lo atribuyó a “la imposibilidad de expresar comportamientos naturales como juegos, ladridos, libre locomoción y socialización”.

Cabe destacar que, al momento de terminar con el uso de estos animales para controlar el ingreso de colados a Transmilenio, el sistema de transporte recordó que los 108 perros no eran de la Alcaldía Mayor de Bogotá ni de la empresa de transporte.

En ese momento, Transmilenio dijo que los animales pertenecían a la empresa de Seguridad Unión Temporal GOS 2019, “contratista del ente gestor para la prestación de servicios de seguridad privada, y quien dispone de los ejemplares desde el momento de su desvinculación del Sistema”.