Según afirma, esta denuncia la hizo hace varios meses el concejal Juan Carlos Flórez y tiene que ver con un contrato por más de 670 millones de pesos justificado en “insuficiencia de personal” y otorgado al señor Óscar Edmundo Díaz Molina, uno de los hombres más cercanos al alcalde de Bogotá desde hace muchos años. Incluso, asegura, trabajó como asesor de Peñalosa en su primera administración en la capital.

“Concluida esa administración, Peñalosa se lo llevó (a Díaz Molina) como asistente a la Universidad de Nueva York, NYU. Durante esa época Peñalosa desarrolló su relación con el Instituto para el Desarrollo de Políticas para el Transporte, ITDP por sus siglas en inglés, en donde Díaz Molina siempre fue su fiel escudero”, afirma Akerman en su columna.

El amigo del alcalde también lo acompañó entre 2005 y 2007 dirigiendo la Fundación Por el País que Queremos, a través de la cual Peñalosa fue a varias partes del mundo. Según Akerman, esta organización también fue una plataforma para que el hoy alcalde de Bogotá impulsara campañas políticas, con el apoyo de Díaz Molina, para el Senado en 2006.

Luego de ganar las elecciones de 2015, Peñalosa contempló designar a su mencionado amigo como secretario de Movilidad. Sin embargo, este cargo finalmente fue ocupado por Juan Pablo Bocarejo.

En ese sentido, las movidas del amigo del alcalde se habrían dado a través de contratación directa.

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“Desde el comienzo de su gobierno Peñalosa lo nombró por contratación directa como su asesor por la nada despreciable suma de 30 millones de pesos mensuales y, más importante aún, muy lejos de la lupa de los entes de control”, señala el columnista de El Espectador.

Entre los contratos más jugosos que habría firmado Díaz Molina se destacan uno de 304.500.000 de pesos en febrero de 2016. El número del contrato es el 2210100-014-2016, denuncia Akerman. A dicho acuerdo se le realizó una adición en septiembre de ese mismo año por 10 millones de pesos.

Pero ahí no queda todo. Según la denuncia, el amigo del alcalde se benefició de otro contratico por 361.330.000 millones de pesos en enero de 2017 con adición de 20 millones de pesos para transporte y alojamiento.

“Un año más tarde, el pasado 3 de enero, el contrato se redujo en 10 millones de pesos y hoy el asesor recibe solamente 31.960.000 mensuales en un contrato de 11 meses por 351.569.900”, asegura Akerman.

Pero, ¿cuáles son las funciones de Díaz Granados? De acuerdo con la columna, en su trabajo se incluye viajar y asistir a las reuniones con gente de diferentes países que viene a conocer el sistema de transporte que Peñalosa quiere para Bogotá.

Además, tiene que rendir informes de gestión de su agenda y asistir “consejos de gobierno, a las reuniones de la junta directiva de Transmilenio, se reúne con los bancos, con los operadores de los buses, con el viceministro de comercio exterior de Suecia, y en 12 ocasiones con los fabricantes de buses Volvo que ganó uno de los sectores de la licitación de los nuevos buses de Transmilenio”.

A todo lo dicho se suma, nada más y nada menos que Díaz Molina cofundó una compañía llamada GSD Plus, que se dedica a promover movilidad sostenible y que ha tenido como clientes a empresas mineras a Odebrecht y a Recaudo Bogotá, compañía que opera TuLlave.

La columna cierra diciendo que el amigo del alcalde lidera reuniones sin actas y lejos de los entes de control.