En un evento de campaña que Benítez hizo en septiembre, el entonces candidato quería manifestar, como en su momento le dijo a Blu Radio, que, de ser elegido, iba a gobernar de manera transparente. No obstante, las palabras y el orden en el que las usó le resultaron perjudiciales, pues terminó diciendo que iba a robar de frente.

“No seré un gobernador clandestino o de escritorio que se oculta para robar al departamento; lo haremos de frente”, manifestó.

Ese descuido en su discurso causó una gran controversia en ese momento, sobre todo, porque Córdoba ha sido cuna de la corrupción de algunos políticos como el condenado exgobernador Alejandro Lyons o los exsenadores Bernardo ‘el Ñoño’ Elías y Musa Besaile, involucrados en los escándalos de Odebrecht y el cartel de la Toga, respectivamente.

Bernardo 'el Ñoño' Elías y Musa Besaile

Artículo relacionado

Los pesos pesados (¿corruptos?) de la política que eran aliados y ahora se enfrentan

Pero eso no fue suficiente para que los electores dudaran de Benítez, respaldado por la casa política de los Besaile, que con 449.707 votos, según cifras de la Registraduría Nacional, superó a su más cercano rival, Carlos Gómez Espitia, y se convirtió en el electo gobernador del departamento.

Lo mismo sucedió con la elección de alcalde de Montería, capital cordobés.

Allí, el candidato que armó revuelo porque se habría colado en el Sisbén por siete años, Carlos Alberto Ordosgoitia, también ganó, con el 51,74 % de los votos.