Sin servicio de transporte urbano e intermunicipal, al igual que sin clases ni comercio, permanecen los habitantes de los municipios de Caucasia, El Bagre, Nechí, Tarazá, Cáceres y Zaragoza, en el Bajo Cauca antioqueño. Lo mismo ocurre en las poblaciones de Segovia y Remedios, en el nordeste.

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El confinamiento de las poblaciones inició el pasado viernes 3 de marzo cuando se reactivó el paro de cientos de mineros informales y ancestrales para exigirle al Gobierno Nacional que cese los operativos de destrucción de maquinaria amarilla.

El gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, desestimó dicha petición de los mineros y aseguró que estas protestas iniciaron como represalia por la destrucción de varias máquinas traídas de Brasil para deforestar las selvas del Bajo Cauca. 

La magnitud de las protestas es tal que el fin de semana el Esmad de la Policía evitó que los manifestantes incendiaran el edificio de la Alcaldía de Caucasia, pese a que decenas de trabajadores se escondían en las oficinas. 

Con árboles y llantas incendiadas, los manifestantes impiden el paso de los vehículos, en muchos casos incluyendo los de emergencias y servicios de salud. 

Siguen las negociaciones entre los mineros y el Gobierno 

En la tarde de este lunes finalizó sin éxito una nueva ronda de diálogos entre los mineros informales y ancestrales y los representantes del Gobierno Nacional. El encuentro fue mediado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, que sirve como interlocutor para analizar el pliego de peticiones presentado por los manifestantes. 

Mientras tanto, la Troncal a la Costa Caribe permanece con cierre total debido a los bloqueos de los mineros, situación que acarrea millonarias pérdidas para los transportadores.