El periodista retomó este tema porque, considera, “debería ser conocido por todos los colombianos” y agregó algunos datos importantes.

Para comenzar, la investigación del portal señala a Claudia Bustamante, actual cónsul de Colombia en Orlando, Florida (EE. UU.), como la primera alta funcionaria del Gobierno Nacional involucrada en  promover “causas uribistas, atacar a medios de comunicación, periodistas y adversarios de manera organizada”.

Bustamante, dice Coronell, está en ese cargo pese a que no tiene carrera diplomática —requisito para ocuparlo— ni alguna carrera universitaria que le dé mérito para estar allí; por el momento solo es bachiller.

Su mérito “ha sido la adulación permanente de Álvaro Uribe en Twitter y en Facebook; y la “persecución inclemente en las mismas redes a todo aquel que discrepe de él”, añade el periodista, que también detalla que logró ser cónsul porque “el presidente Duque y el entonces canciller Carlos Holmes Trujillo encontraron la manera de brincarse la norma para poner a la ruidosa tuitera en el puesto”.

Iván Duque y Claudia Bustamante

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La alta funcionaria es el enlace directo entre los líderes uribistas y los uribistas ‘de a pie’, y para ello creó un grupo de WhatsApp, con 88 integrantes, que el portal llama la ‘bodeguita’. Estas personas, después de un entrenamiento lograban posicionar contenidos en redes sociales a través de tendencias a favor del Gobierno Nacional.

Pero la diplomática no estaba sola, en esa tarea la acompañaba un funcionario de mayor jerarquía. Se trata del alto consejero presidencial para asuntos económicos y transformación digital.

Incluso Coronell destaca que ya había sido consejero presidencial en otra área, “pero salió del puesto por el escándalo que desató su participación en una reunión de tuiteros uribistas desde la cual se armó una campaña contra la W Radio“.

Justamente su relación con ese chat lo sacó de ese primer cargo y la reunión que menciona el periodista la confirmó el mismo Uribe en Twitter el 5 de septiembre de 2019:

Víctor Muñoz e Iván Duque

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Entre tanto, el podio lo cierra Carlos Escobar, “experto en redes sociales, que fue relacionado en 2014 con el escándalo del hacker Andrés Sepúlveda y que estuvo preso en Estados Unidos por un delito federal tras cometer fraude informático con una base de datos de tarjetas de crédito del Bank of America”, añadió La Liga Contra el Silencio.

Sobre este hombre Coronell detalla también que en “Estados Unidos operó bajo la identidad de Walter Frank Pérez” y que reconoció los delitos en un documento que firma como Carlos Escobar.

El periodista agrega también que “está probado” que este hombre tiene comunicación con Uribe, y que el expresidente publica en Twitter lo que Escobar escribe contra sus opositores, como lo mostró en esta imagen:

Semana, Daniel Coronell
Chat de Álvaro Uribe y Carlos Escobar / Semana, Daniel Coronell

La función de estas personas era organizar al “ejército de tuiteros del uribismo” para hacer parte de una “guerra sucia en redes sociales” y de “amplificar campañas de desprestigio” contra medios, periodistas, magistrados y políticos de oposición que criticaran al ahora senador o al presidente Duque, puntualiza el columnista.

Desde este grupo, según la investigación del portal, se armaron tendencias como #NoVeoNoticiasUno, #LosTestaferrosDeSantos, #TestigosFalsosDeCepeda, #MontajeContraUribe, #NoApoyoElParo, entre otros de la misma línea.

Pero aparte de eso, “la conversación también buscaba saber cómo conquistar a los jóvenes y cómo hacer para ampliar su mensaje, a través del arte o el cine”, finalizó La Liga Contra el Silencio.

Por su parte, ante la difusión de la investigación, el Centro Democrático emitió un comunicado negando que contara con alguna “herramienta de organización para generar estrategias en redes sociales” y que la orientación de lo publicado es “involucrar en forma gratuita y temeraria al ‘uribismo’” y tiene, según el partido, “fines difamatorios y propagandísticos”.

Además, sobre la reunión, el partido de Gobierno afirmó que no fue convocada por la colectividad sino por sus “seguidores y militantes”, a quienes defendió señalando que “se rigen estrictamente por la ley, la moral y la ética”.