Pese a que la semana pasada, en varias entrevistas que concedió después de anunciar que dejaba la Fiscalía por la decisión de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de no extraditar a ‘Jesús Santrich’ y de dejarlo en libertad, Martínez aseguró que no contempla la posibilidad de hacer política, lo que le dijo al veterano periodista en El Tiempo evidencia que ha tenido una activa agenda de relaciones, por ahora, según él, solo con el foco de la paz.
Por eso, lo plantea a su manera: “No estoy en el proselitismo político y hoy mucho menos. No tengo ambiciones de esa naturaleza; lo que sí haré es opinar y participar en la vida nacional”.
Esa agenda comenzó, según Martínez, con ocasión de las objeciones del presidente Duque a la ley estatutaria de la JEP. “Estábamos en la tarea de lograr un acuerdo con la participación y con el conocimiento, por supuesto, del presidente Duque”, le dijo a Amat, y agregó que ya había hecho contacto con los expresidente Gaviria, Santos y Uribe, lo mismo que con el Partido Conservador, con Germán Vargas Lleras, el senador Roy Barreras y hasta con ‘Carlos Antonio Lozada’, de la Farc.
Preguntado por Amat si proyecta seguir organizando ese plan como exfiscal, Martínez respondió: “En la medida en que yo pueda seguirle sirviendo al país, lo haré. No tendré ya la posición de fiscal, pero lo cierto es que hablé con todos los sectores y estamos esperanzados en que el diálogo sea una realidad”.
Según Martínez, si no fuera por una observación que le hizo Gaviria (que lo ideal es que se hiciera después de que la Corte Constitucional fallara el tema de las objeciones) “el país habría visto la foto de todos los sectores al fin sentados dialogando alrededor de la paz”.
Aunque después concedió: “El presidente Duque está muy interesado en avanzar en esto y ha asumido el liderazgo. Supe que habló con el propio expresidente Gaviria el pasado jueves, y el plan está tomando fuerza. El país ganaría muchísimo al volver a ver a todo el mundo junto, como yo lo soñaba, con las Farc incluidas”.
“¿Qué buscaba concretamente el acuerdo que usted estaba promoviendo?”, le pregunta Amat, y Martínez responde: “Se trataba de hacer unos arreglos de sastre, para que el vestido de la paz les ajustara a todos los sectores. No hay que generar la expectativa de que se va a reabrir la discusión de todo lo acordado, porque eso dejaría en interinidad el acuerdo de paz. Eso no es conveniente en este momento. Seguiré siendo, desde mi posición privada, un obrero de esta causa”.
En otro aparte de la entrevista, Amat insiste: “¿Está entonces dispuesto a dirigir y coordinar el plan posconflicto?”, a lo que le exfiscal responde: “Es pretencioso decirlo así. Pero dado que tengo el privilegio de mantener diálogo con todos los sectores de la vida nacional, puedo servir de puente entre ellos. Estoy sin oficio y qué grato poder ayudar. Pero es el Presidente el que asumió este propósito…”.
De la extensa entrevista también queda una reflexión sobre una curiosa pregunta-afirmación-halago de Amat (“Pero usted ha recibido, después de su renuncia, un gran apoyo general…”) y sobre la aún más curiosa respuesta de Martínez: “Yo les agradezco a tanto colombiano que se ha manifestado en estos días, a los partidos y a los editorialistas […]”, cuando el único editorial que lamentó su renuncia y hasta le pidió que no dejara la Fiscalía fue el de El Tiempo.
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