El Museo de Arte de Armenia y el Quindío, Maqui, es una institución cultural que comenzó a gestarse en 2010, con la creación de la asociación Amigos del Museo y desde entonces no ha parado de trabajar, no solo para visibilizar a los artistas regionales y de otras latitudes, sino para darle un cambio al entorno del sitio donde está ubicado: la estación del ferrocarril de Armenia.

María Cristina Mejía Arcila, directora del Maqui, habló con LA CRÓNICA y recordó que este proceso inició impulsado por el Ministerio de Cultura, cuando la entidad nacional hizo un salón regional zona occidente y señaló que Armenia debía crear el museo para resignificar la estación de la ciudad, pues “es una de las más importantes del país y fue declarada bien de interés cultural nacional y de esta manera se convirtió en una responsabilidad de la cartera nacional, de la gobernación del Quindío, de la alcaldía, de los gestores culturales y de todos los ciudadanos del departamento”.

Mencionó que el municipio le entregó el lugar para la creación del museo a la asociación Amigos del Museo y este espacio estuvo inicialmente como sala expositiva durante 3 años.

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“Cuando llegué al museo se estaba haciendo el plan de manejo y protección para la estación y el Ministerio de Cultura nos pidió que avaláramos el museo y fue así como hicimos todo el proceso en Bogotá, que no fue fácil, y nos dieron categoría 2 como museo de arte”, dijo Mejía Arcila.

El trabajo del Maqui

Mejía Arcila dijo que el Maqui, a través de las convocatorias de concertación nacionales, departamentales o municipales que ganan, presenta hasta 4 exposiciones en el museo.

“Además presentamos exposiciones de la Universidad del Quindío, con la que tenemos una alianza, de La Gran Colombia, del Sena, entre otras instituciones, por lo que tenemos muestras constantemente, pero lo fuerte del museo es que siempre mantiene la sala de colección permanente, la cual tratamos de renovar cada 6 meses, para ir mostrando lo que los artistas nos van donando”, aseguró la directora del Maqui.

Resaltó que es precisamente de los ejercicios de concertación con lo que jalonan recursos para el sostenimiento del museo, aunque, dice María Cristina Mejía, “también vivimos de los ángeles de la guarda”, ya que hay diferentes personas y entidades que constantemente apoyan la labor del Maqui.

Modificación de entornos

María Cristina Mejía manifestó que, aunque las personas tienen una percepción de inseguridad en el entorno del museo, allí se ha adelantado un proceso de modificación de los alrededores, en el que la misma ciudadanía está tomando conciencia para mantener el lugar limpio.

“Incluso ponen letreros con errores de ortografía como ‘No votar basuras’ y por ejemplo, nosotros llegamos a las 9 a. m. y salimos a las 7 p. m. sin ningún problema”, explicó.

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Sin embargo, no desconoció las acciones que se han adelantado para pedir mayor presencia de las autoridades, principalmente en la zona de la vía principal y recomendó ingresar siempre por donde están las instalaciones de Setta.