Esta vez ocurrió con una mujer en silla de ruedas que denunció discriminación y negligencia en el sistema masivo al necesitar salir de la estación Parque Berrío del metro de Medellín y no poder hacerlo porque la infraestructura accesible no estaba disponible.

Según testigos del hecho, ningún funcionario del metro se ofreció a ayudarla a descender de la estación.

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La mujer, evidentemente molesta, en un video que registró el hecho rechazó la opción que al parecer le dieron los funcionarios de bajarse en la estación San Antonio, algo que consideró ofensivo y poco práctico, pues la obligaba a desplazarse por más de 600 metros en la silla de ruedas manual hasta donde era realmente su destino.

La usuaria señaló que casos como este, que atentan contra la equidad, la inclusión y accesibilidad en el sistema masivo de transporte en Medellín, deberían hacerse públicos a nivel nacional y reprochó que este es un problema que viene desde hace años sin que les garanticen soluciones concretas a la población en situación de discapacidad.

Consultada sobre la denuncia, la empresa respondió que el caso se desencadenó porque “el elevador de la estación Parque Berrío presentó un daño y eso generó el malestar de la señora, a quien se le ofrecieron varias alternativas para poder continuar con su viaje, negándose a aceptarlas”. Al final, reconoció el Metro, la mujer “fue ayudada por otros usuarios”.

El Metro aseguró, además, que “las líneas A y B del Metro fueron construidas hace 30 años y en ese momento no se contaba con las normas de accesibilidad actuales. En ese sentido, la Empresa ha venido destinando millonarios recursos para mejorar en este aspecto; sin embargo, la pandemia afectó las finanzas y el proyecto de accesibilidad universal resultó impactado de momento”.

Justamente, el pasado 9 de enero la empresa le reconoció a EL COLOMBIANO que tiene un hueco en su billetera que, además de impedirle comprar más trenes, lo obligó a hacer cuentas para mejorar su infraestructura accesible.

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La empresa tenía un plan para modernizar sus instalaciones para personas con discapacidad, pero ese plan tiene un problema: cuesta 100 mil millones de pesos y, a hoy, no hay cómo pagarlo.

A la par que la empresa se las ingenia para seguir adelante, crecen las quejas sobre los problemas de accesibilidad.

No obstante, los que padecen día a día los problemas de accesibilidad en el Metro son las personas en situación de discapacidad o problemas de movilidad quienes, tal como lo ha reportado EL COLOMBIANO, sufren a diario para llegar a tiempo a sus empleos, sus hogares o viajar seguros en el sistema.