Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 18, 2025 - 10:23 pm
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La reciente sentencia dictada por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) contra doce exmilitares del Batallón La Popa, quienes estuvieron implicados en 135 asesinatos y desapariciones forzadas en la Costa Caribe colombiana, marca un momento crucial en la justicia transicional del país. Lo distintivo de este proceso no solo reside en su relevancia jurídica, sino en la decisión de la JEP de entregar el fallo dentro de una mochila arhuaca, símbolo ancestral de resistencia y memoria para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada. De esta manera, el acto se convierte en una manifestación tangible de justicia restaurativa, en la que la dignificación y la reparación van más allá de lo punitivo, elevando el poder simbólico de los objetos culturales como vehículo de cierre y reconciliación.

Como detalló la magistrada Ana Manuela Ochoa Arias, presidenta de la Sección de Reconocimiento de Verdad de la JEP, la mochila es mucho más que un mero objeto: representa la identidad, la tradición y el conocimiento transmitido entre generaciones. El tejer es un acto de memoria, y la entrega de la sentencia en este contexto busca cerrar procesos de verdad y reparación desde una mirada profundamente cultural. Investigación realizada por la Universidad Nacional de Colombia demuestra que incorporar símbolos indígenas en decisiones judiciales fortalece la reconciliación y la confianza en las instituciones, favoreciendo una memoria colectiva integradora.

El respeto por la diversidad no se limitó a este símbolo visual, ya que la JEP priorizó la notificación de la sentencia en lenguas originarias, tales como el idioma de amán propio del pueblo Wiwa. Esta modalidad de comunicación, avalada por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre pueblos indígenas, refuerza el compromiso con la oralidad y los contextos culturales propios de las comunidades afectadas. Según la Fundación para la Justicia Ética, la comunicación oral es fundamental para garantizar procesos auténticos de verdad y reparación en sociedades caracterizadas por el pluralismo cultural.

Este tipo de gestos adquiere particular importancia en un país donde el conflicto armado ha generado profundas heridas y una histórica desconfianza hacia la institucionalidad por parte de los pueblos indígenas. El acto de portar la sentencia en una mochila arhuaca simboliza el reconocimiento de las cosmovisiones indígenas, así como la conexión entre justicia, territorio e historia. Human Rights Watch subraya la gravedad de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la región Caribe, y destaca que la labor de la JEP, junto con la Comisión de la Verdad, evidencia un patrón sistemático de ejecuciones extrajudiciales que hoy empieza a ser atendido judicialmente.

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El abordaje de la justicia restaurativa y su integración con elementos culturales autóctonos coincide con experiencias reportadas en otros países, como Guatemala y Sudáfrica, donde estos procesos han fortalecido la legitimidad y el alcance de los fallos judiciales, según exposiciones del Centro Latinoamericano de Investigación en Justicia Transicional. En el caso colombiano, la conjunción entre mecanismos jurídicos y símbolos tradicionales apunta a descolonizar la justicia, volviéndola más incluyente y participativa.

En suma, la entrega de esta sentencia en una mochila arhuaca establece un precedente significativo sobre cómo la justicia debe dialogar con la diversidad y la memoria cultural. No se trata únicamente de sancionar delitos graves: es un ejercicio integral de reparación que visibiliza y respeta a las comunidades históricamente marginadas, señalando el camino hacia una reconciliación genuina en la búsqueda de la paz en Colombia.

¿Por qué la comunicación oral en lenguas originarias es clave en estos procesos de justicia? El uso de lenguas originarias en la comunicación de sentencias responde a la necesidad de respetar la identidad cultural de los pueblos indígenas afectados por el conflicto armado. Proporcionar información crucial en la lengua materna de las comunidades asegura que el mensaje tenga un sentido completo, reconociendo su cosmovisión y su tradición oral, vital en la construcción y transmisión de la memoria histórica. La Fundación para la Justicia Ética advierte que la exclusión de estos elementos puede profundizar la desconfianza y el desconocimiento de los procesos judiciales por parte de las comunidades. Además, los protocolos internacionales, como el Convenio 169 de la OIT, validan la importancia de la comunicación en lenguas propias, indicando que sin este paso es imposible alcanzar una reparación integral. En consecuencia, la JEP no solo aporta a la restauración material, sino que dignifica y contribuye a sanar el tejido social fracturado por décadas de violencia estructural.

¿Qué simboliza la mochila arhuaca en el contexto de la justicia restaurativa? La mochila arhuaca, arte tradicional de los pueblos de la Sierra Nevada, es más que un objeto utilitario. En el marco de la justicia restaurativa, como asevera la magistrada Ana Manuela Ochoa Arias, representa la transmisión de pensamientos, saberes y memoria colectiva. Cuando la JEP utiliza este símbolo para entregar una sentencia, busca materializar la reparación más allá de lo jurídico, integrando las visiones y valores de las comunidades. Su protagonismo en este proceso responde al reconocimiento del poder restaurador de los símbolos culturales, ya que tejer la mochila equivale a tejer la historia y cerrar ciclos de daño y dolor. Así, este acto pretende no solo dignificar a las víctimas, sino también consolidar prácticas judiciales más justas, empáticas y culturalmente pertinentes.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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