Al referirse a esas condiciones, Calvás señala en su columna del diario capitalino las “largas y extenuantes horas” que tienen que laborar para conseguir el producido, del cual deben sacar para pagar el ‘arriendo’ del carro, la gasolina, los seguros, la tarjeta de operación, entre otros.

“¿Ahí sí el señor Hugo Ospina nunca alza la voz ni convoca a paro? ¿Cuándo fue la última vez que el señor Ospina convocó una movilización en contra de los cupos (o derechos de circulación) de los taxis?”, vuelve a inquirir Calvás

Ospina no convoca paros que busquen regular los cupos de los taxis, que, en Bogotá, están congelados, lo cual he llevado a que uno solo llegue a costar 80 millones de pesos y ese sea el negocio de unos pocos, critica Calvás en su columna. Tampoco convoca paros —continúa el columnista— para que los dueños de los taxis cumplan con afiliar a sus trabajadores al sistema de seguridad social.

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Para Calvás, es claro que Uber “se inventó una artimaña jurídica bastante particular y exótica para poder volver a Colombia”, y eso debe revisarse. “Pero también es hora de que la lucha de los taxistas sea a nombre de quienes viven el duro día a día y no de quienes se llenan los bolsillos sin siquiera sentarse al volante”.

Cuando Calvas se pregunta, en plural, si líderes de taxistas como Ospina representan a conductores o a dueños de carros, también es inevitable recordar al tristemente célebre Fredy Contreras, autoproclamado representante de taxistas, que alcanzó notoriedad por decirles en un video a las mujeres que trabajan con Uber que se dedicaran a lavar y planchar.

Más allá de eso, y de encadenarse a un poste en protesta contra Uber, nunca se supo que Contreras adelantara o activara movilizaciones para favorecer a los conductores de los vehículos de servicio público, en cuanto a las condiciones en que trabajan para entregar el producido a los dueños de los vehículos y llevar algo de sustento a sus hogares.

Pero el caballito de batalla de Ospina vuelve a ser Uber. Por el regreso de esa plataforma al país con nuevas condiciones, convocó a un paro el próximo 16 de marzo, que será apoyado por los propietarios de los vehículos, lo cual responde en buena medida la pregunta de Calvás sobre a quién representa efectivamente.

Con una mirada más distante, menos apasionada que la de Calvás, Andrés Rodríguez López asegura en El Espectador que la problemática del sistema de taxis “tiene sus orígenes en una regulación obsoleta”, y plantea que legalizar las plataformas de transporte “es solo la mitad de la solución”.

“Mientras el sistema de taxis esté mal estructurado, genere desconfianza, sea rígido y no haga uso de las nuevas tecnologías, continuará el descontento por parte de dicho gremio al sentirse imposibilitado para competir y ver desmejorada su calidad de vida o la rentabilidad de su inversión”, escribe Rodríguez López. “Las soluciones para establecer una sana competitividad tienen que velar por aumentar los estándares de calidad y dinamismo de ambos servicios para que puedan innovar y no para volverlos rígidos o inoperantes”.