Entre los asistentes destacaba la figura de uno de los hermanos del Nobel, Jaime García Márquez, y la del director de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), Jaime Abello, quien abrió la lectura colectiva con un aparte de ‘El amor en los tiempos del cólera’.

Durante el homenaje, organizado por el Centro Gabo y la FNPI, se leyeron también párrafos de ‘El coronel no tiene quien le escriba’, ‘Cien años de Soledad’, algunos de sus cuentos y hasta frases que dijo en entrevistas.

La actividad se complementó con aportes que hicieron los usuarios de las redes sociales a través de la etiqueta #RetoGabo2019 y estuvo acompañada por un retrato de García Márquez que fue puesto en la puerta de la iglesia junto a rosas amarillas, las favoritas del autor.

Abello afirmó que la lectura colectiva “simboliza un aspecto importante de la manera como sentimos que se debe hacer la apropiación de la memoria para mantener vivo a este gran autor y maestro de todos”.

“A Gabo lo tenemos porque tenemos su obra, sus ideas, sus entrevistas, sus imágenes. Todo el tiempo hablamos de él y se habla de él, en ese sentido es como si estuviera vivo”, aseguró Abello, quien dijo que pese a ello falta lo más importante: “su presencia real”.

Con cierta nostalgia, el director de la FNPI recordó la “chispa de vitalidad, esa mirada socarrona y esa mamadera de gallo (tomadura de pelo)” que caracterizaban a García Márquez, quien nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca (Colombia) y falleció en Ciudad de México el 17 de abril de 2014.

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Abello también resaltó que todo lo que se conserva del Nobel lo quieren “convertir en un activo de desarrollo social, cultural y educativo para que haya un mejor periodismo, para que tengamos una sociedad más creativa y más justa, más democrática basada en los derechos humanos”.

Es por ello que calificó de vital la lectura de su obra para mantener viva su memoria, así como el hecho de notar que García Márquez “fue un Caribe integral vital, por eso Cartagena de Indias es tan importante en su vida y obra”.

“En él coexistieron múltiples dimensiones, a nosotros nos interesa no solo el escritor y su obra sino que también nos interesa el periodista que también dejó una gran obra, el cineasta, el educador, el ciudadano activo con causas que valían la pena como la paz, como los derechos humanos, como la autonomía en política y cultural de América Latina”, destacó.

García Márquez alternó su trabajo de literato con el de periodista y hace 25 años fundó la FNPI, que tiene su sede en Cartagena de Indias.

Abello explicó que la FNPI de hoy, además de mantener su foco misional, ha decidido “incluir más a García Márquez en la manera como desarrolla el trabajo”.

Por esto cuentan, aunque de manera todavía virtual, con el Centro Gabo, que es un proyecto especial para investigar, contar y generar apropiación social de la vida y obra de García Márquez.

El director de la FNPI dijo que constantemente están volviendo sobre las ideas, los textos y las entrevistas que se conservan de García Márquez, “es decir mantenemos activa la narrativa del propio Gabo y somos los primeros en seguirla”.

“Somos ante todo un gran nodo, un aglutinador y todo eso tratamos de recogerlo y traducirlo en talleres en seminarios y otro procesos formativos, en el premio Gabo, en el festival que hacemos en Medellín, en nuestras publicaciones más el Centro Gabo”, agregó.

El homenaje terminó a las 18.00 hora local (23.00 GMT), cuando en Cartagena de Indias la luz se torna malva.

Eso sirvió para recordar ese trozo de “Vivir para contarla” en el que García Márquez escribió: “Me bastó con dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer”.