La historia comienza el pasado sábado cuando Hoyos, conocido en el país por el programa ‘Las voces del secuestro’, publicó dicha grabación en la que afirmó que en las manifestaciones del fin de semana en Bogotá estaban involucradas las milicias urbanas del Eln y las disidencias de las Farc.

El periodista lo publicó en su perfil de Twitter, donde cuenta con un poco más de 60.000 seguidores y tiene alrededor de 3.200 reproducciones.

Lo delicado de la situación reside en la forma en que entregó la información. Según él, esos grupos delincuenciales organizados tienen roles establecidos, y detalló:

“Unos son los que atacan, otros son los que filman; hay unos que tienen incluso hasta chalecos de prensa, hay otros que a veces usan chalecos de derechos humanos. La estructura está perfectamente organizada y entrenada”.

Esas palabras fueron consideradas como si hubiese puesto un blanco sobre los periodistas que asisten a cubrir las manifestaciones para sus respectivos medios y para quienes son garantes de los derechos humanos en estas jornadas.

El periodista fue criticado por muchos de sus colegas que consideraron que los puso en riesgo al afirmar que hay milicianos de las guerrillas que se disfrazan de esta manera y que en próximas ocasiones podrían estar en peligro al advertir que son de prensa, lo que precisamente busca evitar que sean considerados como parte de las marchas, en especial cuando hay disturbios.

Pero la situación fue mucho más allá cuando ese mismo sábado 21 de noviembre, el expresidente Álvaro Uribe publicó ese video en Twitter, donde cuenta con casi 5 millones de seguidores.

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En su perfil, la grabación lleva el título: ‘Las milicias de las Farc y el Eln atacan de nuevo en Bogotá y Medellín’, y mientras Hoyos habla se muestran las imágenes del ataque a una patrulla de la Policía donde no solo se ve a los vándalos sino a reporteros que estaban registrando la situación.

Aparecer en esas imágenes acompañadas de tan delicada información hizo que los protagonistas se preocuparan, y más teniendo en cuenta que el video de Uribe tiene casi 70.000 reproducciones, que es un alcance mucho mayor de lo que hubiese sido en el perfil del periodista.

A esto se le suma la credibilidad que muchas personas le dan a todo lo que el exsenador publica; además, él retuiteó ese video y le añadió una frase en la que habló de “violencia terrorista”.

Ante el impacto que generó la información y luego de los reclamos de sus colegas y de cientos de ciudadanos, el periodista tuvo que salir a hacer la aclaración y grabó otros dos videos.

En el primero aclaró que quienes se ven en esos videos “son colegas que estaban haciendo cubrimiento” y no integrantes de las milicias. También enfatizó que otras fotografías que utilizó “no corresponden a personas que hagan parte de la estructura”.

Y en un segundo video, más extenso, y que difundió este lunes, insistió en que puede “probar que hay milicias” pero reiteró que “los que aparecen con chalecos de prensa en ese video no son del grupo, son colegas periodistas”.