Gustavo Petro hizo una particular confesión en su libro ‘Una vida, muchas vidas’, que fue lanzado al mercado hace varios días. El senador recordó cuando, en 2014, contempló la posibilidad de sentarse a conversar con el uribismo.

Esa idea llegó a su cabeza y la de su entorno luego de que Petro fuera destituido como alcalde de Bogotá. El ahora candidato presidencial creía que el por ese entonces presidente Juan Manuel Santos había sido cómplice de Alejandro Ordóñez en la decisión de apartar del cargo a Petro durante varias semanas.

Meses después de que el líder de la denominada Colombia Humana fuera destituido y regresa al cargo, llegaron las elecciones presidenciales del 2014, y con eso el mano a mano entre Óscar Iván Zuluaga y Santos en la segunda vuelta. Fue en ese momento cuando Petro analizó qué posición debía tomar de cara a esa contienda electoral, con el precedente de que se sentía molesto con el presidente.

Petro cuenta en su libro que Santos lo buscó para invitarlo a que su movimiento político tuviera participación en un segundo periodo presidencial del 2014 al 2018, pero que él rechazó esa propuesta. Sin embargo, fue el apoyo al proceso de paz con las Farc el que terminó uniéndolos, en gran parte porque una persona en especial se encargó de convencer al exalcalde de Bogotá: el senador Iván Cepeda.

Al hacer referencia a ese episodio, Petro relató cómo fue que contempló la idea de dialogar con el uribismo. “En ese momento me sentía tan decepcionado con Santos que incluso llegué a contemplar lo que habría sido un error total: una conversación con el uribismo. Recuerdo haber estado en una reunión donde se estaba discutiendo esa posibilidad, y de repente llegó Iván Cepeda, que estaba metido de lleno en las negociaciones de paz con las Farc”, recordó el candidato presidencial en su libro, citado por la Revista Semana.

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Acto seguido, Petro contó de qué manera influyó Cepeda en la decisión que él finalmente tomaría: apoyar el proceso de paz, y por consiguiente, a Santos en la segunda vuelta. “(Cepeda) Entró a disuadirme y para convencerme de lo que en ese momento me parecía imposible: que yo perdonara a Santos y apoyara el proceso de paz (…) Me planteó el tema como tocaba: no en términos de ayudar a Santos, sino para ayudar al país a salir de la guerra”, concluyó.