La columna de Germán Vargas Lleras salió publicada en El Tiempo este fin de semana, y allí se refiere a que hay que hacer un “gran acuerdo nacional contra la corrupción” que cuente con la participación de todo el país.

Si bien Vargas Lleras confiesa que en un principio criticó la consulta anticorrupción, “no solo por sus altísimos costos, sino porque la mayoría de los temas en ella planteados ya estaban consignados en leyes vigentes”, ahora destaca el masivo respaldo a este mecanismo de participación ciudadana y anuncia que su partido Cambio Radical radicó un “proyecto de reforma constitucional”.

“La primera medida que proponemos […] es la eliminación de las contralorías departamentales y municipales y el fortalecimiento de un control integral, simplificado y eficiente. Hoy, los colombianos gastamos anualmente cerca de un billón de pesos en sostener centenares de contralorías que no previenen ni presentan resultado alguno”, dice Vargas Lleras en la columna.

También señala que la propuesta contra los corruptos plantea iniciar obligatoriamente el proceso de extinción de dominio “en el momento de presentación del escrito de acusación”, y dar “competencia a los juzgados penales del circuito” para que tengan conocimiento sobre estos casos.

“Nada que les duela más a los corruptos que perder el producto del ilícito”, dice.

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Vargas Lleras dedica varias líneas de su columna a pedir que se revisen las sanciones que se deben implementar contra “los contratistas que incumplen”, las declaraciones de renta de los servidores públicos y la evaluación ciudadana de desempeño de los funcionarios para medir su honestidad.

“Y finalmente, pero lo más importante, acabar con los contratos interadministrativos, lo cual no es otra cosa que la intermediación de congresistas y miembros de corporaciones públicas en la contratación de los recursos de los colombianos”, puntualiza Vargas Lleras.

El excandidato presidencial acudió a sus redes sociales para exponer estos mismos puntos y para llamar la atención sobre que “la corrupción todo lo frustra y, en particular, es fuente de pobreza, desigualdad y desesperanza”.