Dos años después de que un acordeonero de la etnia arhuaca se coronara como Rey Vallenato, otro indígena de la Sierra Nevada buscará escribir con letras doradas su nombre en el Festival de la Leyenda Vallenata.

Se trata del ‘pollo’ Arismaldi Loperena, digitador proveniente de la etnia wiwa, quien estampó por novena vez su firma para ostentar por el título del concurso de acordeones cuya versión 56 se realizará en Valledupar del 26 al 30 de abril.

Loperena subirá a tarima acompañado en la guacharaca por José Dolores Bornacelli -con amplia trayectoria en festivales- y en la caja por Jesús Gabriel Pérez Montesinos.  

“El festival es patrimonio cultural, nosotros que representamos a los indígenas -porque somos cultura viva- hemos tratado de hacer ese aporte, dicen que la caja y la guacharaca vienen de los pueblos nativos y que el acordeón viene de más lejos, pero acá seguimos con este instrumento al que le tenemos tanto amor”, dijo Loperena en diálogo con EL PILÓN.

El acordeonero, perteneciente a la comunidad El Machín, ubicada dentro del resguardo kogui-malayo-arhuaco, del municipio de San Juan del Cesar, también participó en las categorías infantil y juvenil.

“No ha sido una derrota, siempre he estado con el optimismo de aportar, siempre venían los dos indígenas representando la cultura arhuaca y wiwa, ya tuvimos un paisano que se coronó Rey Vallenato, quedo yo siguiendo este largo camino”, acotó Loperena.

Su relación con el acordeón inició desde los 12 años gracias al gran amor de su padre por la música vallenata, quien ejecutaba el instrumento de forma empírica e influyó directamente para que Arismaldi se dedicara de tiempo completo a los pitos y bajos.

“Los pueblos de la Sierra tenemos mucha influencia del vallenato, yo desde pequeño escuchaba vallenato. Tuve la oportunidad de ir más allá y hacer una agrupación con apoyo de mi papá, quien decía: ‘quiero que mi hijo sea acordeonero’, y me apoyó.  A los 12 años me regaló mi primer acordeón”, señaló Loperena, quien acotó además que: “Prácticamente llevo la música en las venas, la música vallenata hace parte inherente de nosotros los guajiros”.

A nivel comercial, son más de 10 años de carrera musical con su agrupación Banda Sierra Nevada.  En conjunto con su compañero, el arhuaco Kandy Maku, ha grabado alrededor de 4 trabajos discográficos; además de 4 más con diversos compañeros, con quienes ha recorrido escenarios a lo largo del país y fuera de él llevando la representatividad de los pueblos indígenas de la sierra nevada de Santa Marta.

“La música para nosotros es una expresión de armonía, uno le canta y, por ende, le danza a la vida y todo lo que nos rodea. El vallenato, para nosotros, es sinónimo de paz, alegría y espiritualidad”, puntualizó.

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