En la tarde del pasado lunes, 29 de mayo, el juez 75 de control de garantías envió a la cárcel al hombre capturado en medio de un operativo adelantado entre la Policía Metropolitana de Bogotá y la Fiscalía General de la Nación que concretó la incautación de 163 ampolletas de fentanilo en su vivienda, ubicada en la localidad de Kennedy.

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La decisión se debería, de acuerdo a lo mencionado en la audiencia de legalización de captura, a que existe riesgo de que siga vinculado al microtráfico en Bogotá si le dan el beneficio de casa por cárcel. Con un agravante adicional, y es que según las autoridades este sujeto “cocinaba” los estupefacientes en su residencia con el conocimiento de sus familiares.

“Solamente necesita una cocina, unos platos, unos vasos, los insumos y listo, es como si estuviera haciendo buñuelos”, advirtió el juez, quien además señaló que en el mercado ilegal un gramo de este tipo de opioide está entre los $ 80.000 y los $ 120.000.

A su vez, el fiscal Francisco Barbosa en entrevista con ‘Blu Radio’ afirmó que se adelantan investigaciones para concretar si en Bogotá se está produciendo esta sustancia de manera ilegal: “Estamos verificando exactamente si en algunos lugares del país o si existen en la ciudad de Bogotá centros de producción de esta sustancia, o si estamos frente a una posible importación”, afirmó.

Agregando: “Estamos con una preocupación de salud pública, estamos haciendo un consolidado nacional para poder determinar de qué estamos hablando. Pero sí es muy grave lo que se presenta porque esta es una droga en la que, si la persona cae, no sale: tiene riesgo de muerte inminente o quedar en condición de zombie y perderse para la sociedad”, añadió.

Sin embargo; cabe señalar que una opinión completamente diferente tienen desde la organización ‘Échele cabeza’, pues consideran como desinformativos los pronunciamientos en materia de estupefacientes que hace Barbosa.

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“El fentanilo que descubrió el fiscal es de uso farmacéutico y en Colombia se utiliza hace unos 20 o 25 años y está en cualquier sala de cirugía o en cualquier clínica de cuidados paliativos; pero este no es el análogo sintético que está matando a los estadounidenses. Su primera irresponsabilidad es estigmatizar el uso del fentanilo intrahospitalario, que sirve para el control del dolor, y compararlo con el que mata a la gente”, aclara Julián Quintero, director de ‘Échele cabeza, cuando se dé en la cabeza’.