Al regresar a la educación presencial, aproximadamente 20 niñas de las instituciones educativas del municipio de Tadó (Chocó) regresaron embarazadas y otras ya habían parido a sus bebés. Las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) demuestran que este problema va en aumento. Entre enero y octubre de 2020, en este municipio, hubo dos nacimientos en los que las madres tenían entre 10 y 14 años. Una cursaba la primaria y la otra estaba en secundaria. También nacieron 44 bebés cuyas madres tenían entre 15 y 19 años. 11 de ellas estaban en básica primaria, 23 en básica secundaria y 6 en media académica. 

En ese mismo periodo, pero en 2021, la cifra era mayor. Fueron cuatro los nacimientos en los que las madres tenían entre 10 y 14 años, lo que según el Código Penal evidencia violación. Tres de estas niñas estaban cursando básica primaria y una no estaba estudiando. Además, hubo 66 nacimientos en los que las madres tenían entre 15 y 19 años.

Las cifras del Dane dan cuenta de que esta es una situación nacional. En el tercer trimestre de 2021 los embarazos en niñas menores de 14 años aumentaron 31.1 % con relación al mismo periodo en 2020. 

Aunque las instituciones educativas no les impiden el regreso a clases, algunas no pueden volver al colegio porque no tienen quien se haga cargo de sus niños hasta que regresen a casa. Esto sin contar que pocas cuentan con el apoyo económico del padre del bebé y en la mayoría de los casos es a los padres de las niñas a quienes les toca asumir los costos económicos y de cuidado. Otras, además, tampoco tienen el apoyo familiar y les corresponde asumir la crianza y el sustento económico solas. 

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Niñas y adolescentes embarazadas en Tadó (Chocó)

Melisa es una adolescente de 16 años del colegio ITA. Está cursando el grado décimo y tiene 4 meses de embarazo. “Desde que supe de mi embarazo en muchas ocasiones me he sentido triste y con mucha culpa por no hacerle caso a mi mamá, pero gracias a Dios mi madre ha sido muy comprensiva conmigo y me ha apoyado en todo, al igual que todos los miembros de mi familia”. Sin embargo, no ha tenido apoyo en su institución. “Muchos compañeros de estudio me hacen bullying, pero hago caso omiso y sigo adelante para culminar mi bachillerato. Sugiero a mis amigas que se cuiden y esperen el tiempo necesario para tener un bebé porque un niño es una responsabilidad que a nosotras como jovencitas sin capacidades nos convierte en responsables de la vida nuestra y de los niños que traemos al mundo; lo cual nos corta las alas y sueños”.

Marcela* tiene 17 años, cursa octavo grado y tiene una niña de tres meses. Cuando le contó a su familia sobre su embarazo, el año pasado, casi la echan de la casa. Recuerda que se sintió asustada, pero su hermano convenció a su mamá de apoyarla. Continuó con su embarazo a pesar de que el padre de su bebé, de 28 años, no estuvo muy presente. Este año siguió en el colegio, pero reconoce que “unas veces es difícil porque no consigo con quien dejarla (a la niña) cuando no está mi mamá, a veces la dejo con mi hermana”. Su familia asumió la responsabilidad económica y también le ayudan con el cuidado de su bebé para que no deje el colegio. Pero no es fácil. Viven de la minería y a veces esto apenas da para la comida. Sin este apoyo, asegura, estaría “pasando trabajo”.

Esta adolescente es clara en afirmar que, antes de tener la bebé, su situación en el colegio era mejor. “Antes me enfocaba solo en los estudios y ahora me toca en los estudios y en la niña, y es difícil”, agregó. La psicorientadora Fabiola Palacios la ayuda con lo que necesite en el colegio. “Ha sido mi segunda mamá”, dice Marcela. Este apoyo la ha motivado a empeñarse en terminar el bachillerato para empezar a trabajar y luego, ojalá, seguir estudiando.

Para otras niñas y adolescentes la situación es distinta, pues no tienen quien cuide de sus hijos ni los medios económicos para continuar con sus estudios y pagar para que alguien se encargue del cuidado de los bebés. Esto las obliga a retirarse del colegio para trabajar y poder conseguir algo de sustento para sus hijos. Otras, además, se convierten en madres solteras rápidamente, pues quien las embarazó no vuelve a aparecer.

Este fue el caso de dos hermanas de 14 y 17 años de edad. Amy*, de 17, tuvo su bebé y no volvió a clases, pues debe trabajar para conseguir el sustento diario. Su hermana Cindy*, de 14, está embarazada y cursando grado octavo, aunque no es sencillo. “Iba perdiendo materias, pero ya me estoy poniendo las pilas”, dice la menor.

Aunque ahora mismo tiene el apoyo de sus padres, le preocupa que cuando nazca su bebé se complique su situación económica. Además, la persona que la embarazó es un hombre de 44 años a quien su familia denunció, por lo que está detenido.

Kenny Mangonis, de 16 años y estudiante de décimo, pudo continuar con sus estudios después de tener a su bebé, pues su familia provee la alimentación y el cuidado de su niño de casi dos años. Explica que tiene el apoyo de su padre y de su compañero sentimental, que tiene trabajo, lo que le hace más sencillo continuar con sus estudios. “Para mí volver al colegio (a la presencialidad) es una emoción muy grande porque yo debo salir adelante para sacar a mi hijo adelante”, dice.

En algunas instituciones educativas, en cabeza de las psicorientadoras, han desarrollado actividades para concientizar a las y los jóvenes de lo que significa un embarazo a temprana edad, pero estas resultan insuficientes por varias razones. Primero, porque pone la responsabilidad únicamente sobre los menores de edad, mientras que la legislación colombiana dice claramente que las relaciones sexuales con menos de 14 años no pueden ser consentidas y configuran violencia sexual. Además, no hay ningún programa a nivel escolar, municipal ni departamental que eduque a los y las estudiantes en sexualidad integral, como lo establece la Ley General de Educación. Según Michael Córdoba Palacios, secretario de Educación de Tadó, los docentes no están capacitados para ofrecer esta cátedra.

En la Institución Técnica Agroambiental (ITA) la situación se complica aún más, pues en junio del año pasado trasladaron a la docente psicoorientadora y todavía no han asignado a una nueva. “No ha sido posible hacerle seguimiento a las estudiantes embarazadas, necesitamos que la Secretaría de Educación Departamental nos asigne una psicoorientadora”, dice el rector Danilo Parra Murillo. Sin embargo, explica que este año empezaron a desarrollar charlas de educación para la sexualidad en cabeza de varias docentes. “Esperamos que los embarazos precoces lleguen a cero anualmente”, explica, pues para el docente el aumento de los embarazos se debe a que las y los estudiantes estuvieron en casa sin ningún tipo de orientación en sexualidad.

No obstante, en conversaciones informales, estudiantes y docentes, mencionan que algunos profesores o profesoras se desentienden de las niñas al momento de salir embarazadas, es decir, que el acompañamiento psicológico pertinente llega a su fin aduciendo que si les hablaron para que se cuidaran y no lo hicieron, ya no tienen más que decir. De hecho, algunos docentes solo determinan a las niñas si, estando en la institución educativa, se les presenta algún malestar. En ese caso, llaman a un miembro de sus familias para que las recoja.

En la I.E. Nuestra Señora de la Pobreza, el cuerpo docente han intentado persuadir a las niñas para que no abandonen los estudios. El rector Gabriel Copete, explica que en el periodo de “virtualidad” siete estudiantes quedaron embarazadas. “A través de las psicoorientadoras estamos llamándolas para hacerles un acompañamiento para que el embarazo sea feliz, respetando su derecho a la educación”. Lo que pretenden es que las niñas, aún con sus niños de brazos, puedan estudiar. “Para esto estamos dando unos permisos de maternidad para que puedan ir a amamantar. Sin embargo, hay tres niñas que desertaron”. “A algunas les da pena, pero además se les sumó las responsabilidades que asumieron: del hijo y del marido. Ellas no tienen la independencia económica y ni la madurez”, dice el rector Copete.

El docente acepta que este tema no se ha priorizado a nivel municipal. “Desde la Junta Municipal de Educación no nos hemos podido reunir para tratar este tipo de cosas, pero es urgente. El futuro que se les avizora a las niñas no es muy bueno”.

Por otra parte, Fabiola Palacios, psicoorientadora de la misma institución dice que “tan pronto nos enteramos que hay alguna joven embarazada, la buscamos para iniciar el acompañamiento y así evitar que se retiren de sus clases y abandonen sus hogares para irse a aventurar en otros lugares”. Agrega que “la institución siempre estará para acompañar a todos sus estudiantes y con mucha especialidad a las embarazadas”.

Embarazos en Tadó: respuesta de la Alcaldía

Michael Córdoba Palacios, secretario general y coordinador de Educación y Salud de Tadó, explica que hace algunos años existían programas de prevención desde la salud pública, pero algunos no funcionan correctamente y otros directamente ya no existen debido a varios recortes a nivel nacional. “Si estuvieran funcionando, a través de las charlas que debe realizar el hospital, podrían ofrecer la información y los métodos de planificación”. Córdoba llegó al cargo apenas en noviembre del año pasado, cuando el alcalde Cristian Copete fue restituido a su cargo, por lo que no se atreve a diagnosticar las posibles causas de este aumento de casos. Pero insiste en que ni de parte de las EPS ni del Hospital hay prevención eficiente.

Sin embargo, aclara que el municipio está en proceso de construir un Plan de acción que estará incluido en el Plan de Intervenciones Colectivas (PIC), que hacen anualmente, y que este incluirá la prevención del embarazo a temprana edad. Los rectores de las instituciones confirman que se les informó de la construcción del plan y se les invitó a hacer parte. “Estamos en la etapa de elaborar el convenio y suscribirlo, para que se empiece a ejecutar”. Aunque este plan pretende impactar a las niñas y adolescentes, el secretario reconoce que la forma en la que se contempla es bastante general. “Esto lo hacemos desde las comunidades rurales hasta el casco urbano y las instituciones educativas, se les dictan charlas y se les regala métodos anticonceptivos y se les indica cómo usarlos”, es decir, sería para toda la población. “No focalizamos como tal a esa población (adolescentes, niños y niñas)”, explica. “Además de los programas del Estado, nosotros como municipio las priorizamos en el sisbén, pero es la EPS la encargada de prestar el servicio”.

 

*Los nombres fueron cambiados por petición de las entrevistadas.