Armando y Walter (padre e hijo) fueron detenidos en un aeropuerto del gigante asiático en agosto del 2012 y condenados por llevar más de 2 kilos y medio de cocaína en maletas con doble fondo. Les ofrecieron 40 millones de pesos por hacerlo, recordó 4 Caminos en su especial de este domingo.

“Cuando a mí el señor [cónsul] me dijo que ellos estaban condenados a pena de muerte y cadena perpetua… Yo pensé morirme. Yo dije nunca en mi vida voy a volver a ver a mi hijo. Creía morirme en ese momento de la angustia”, relató Luz Miriam en el programa sobre la forma en la que se enteró de las sentencias.

Esta mujer, dijo en ese especial, al darse cuenta de la terrible situación que padecían sus familiares, en el 2013, ella empezó a vender lo poco que tenía –electrodomésticos y los elementos de la peluquería que atendía en Pereira— consiguió 3 millones, tramitó la visa americana, viajó a China y allí se radicó.

Pero desde ese momento en el que vio de nuevo a sus familiares —después de casi un año y esta vez presos— empezó a vivir un verdadero infierno.

“La primera vez que los vi a ellos los sacaron a los dos encadenados y en unas condiciones…”, seguramente lamentables, pues Luz Miriam no terminó la frase en el programa porque las lágrimas no se lo permitieron. Solo tapó sus ojos para llorar con desconsuelo.

Lo que ha tenido que sufrir esta madre y esposa colombiana en otro país es indescriptible. Todo para tener únicamente 30 minutos al mes para ver a sus familiares. Una odisea que ella misma narra con dolor.

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Luz Miriam, según el programa Los Informantes, vive en una pequeña pensión junto a otras 5 personas. Vende tamales, trabaja cuidando niños, lavando ropa, haciendo labores de peluquería o haciendo quehaceres en casas de familia.

Eso lo hace para ganar el dinero necesario para mantener su arriendo, alimentación y llevar a sus familiares 600 yuanes. Ese dinero (unos 260 mil pesos colombianos), lo entrega a su hijo y esposo cada mes, en el único día de visita, para que cada uno compre una comida más digna de la que le dan en el penal y elementos básicos de aseo, contó en 4 Caminos.

Todo el sacrificio de esta mujer, vivir sola en un país desconocido en el que ni siquiera entiende el idioma original o el inglés y ganarse pocos yuanes con mucho esfuerzo, solo para ver a sus seres amados a través de un vidrio porque no está permitido el contacto físico.

El drama continúa, pese a que Luz Miriam y otros parientes de presos en China conservan la esperanza de que los dos Gobiernos lleguen a un acuerdo, homologuen las penas impuestas y se haga un tratado de repatriación de los colombianos detenidos.

Esto podría ser posible dentro de poco tiempo, según dijo al programa de RCN Ana Paola Agudelo, representante de Colombia en el exterior.

Se estima que en cárceles chinas hay unos 144 colombianos presos por delitos de narcotráfico. En ese país se aplican penas durísimas contra los narcotraficantes: cadena perpetua o pena de muerte.

Apenas unos gramos de diferencia son determinantes para decidir entre morir por inyección letal o caer víctima de enfermedades mortales, sin suficiente atención médica y en condiciones lamentables de alojamiento.

Adentro de la prisión, los colombianos deben soportar jornadas de aislamiento, el racismo de los carceleros y jornadas de trabajo de hasta 12 horas diarias.