Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Santiago Buenaventura   Jun 24, 2024 - 10:59 am
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Desde hace rato se conocen las historias de Daniel Quintero, sus amigos, aliados políticos e ‘influenciadores’ a sueldo disfrutando de los palcos de los sonados conciertos que tuvo la ciudad en los últimos años.

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También se sabe sobre el comité fantasma que integraban varios altos funcionarios de Quintero y que tomaban las decisiones en torno a los grandes espectáculos que planeaban hacerse en la ciudad, y que presuntamente habrían montado un ‘peaje’ para todos los empresarios que pretendieran realizar un concierto en Medellín, quienes, según testimonios, tenían que entregarle a dicho comité boletería y decenas de palcos.

Lo que no se conocía es que la administración Quintero terminó feriando la presencia de Empresas Varias para la prestación del servicio de aseo de dichos eventos a cambio de boletas y palcos, todo esto mientras Medellín padecía una crónica crisis en la recolección de residuos sólidos y Emvarias se asfixiaba financieramente.

La denuncia la hizo pública el concejal de Creemos, Alejandro de Bedout, quien señaló que en varios de los 95 eventos de gran magnitud que tuvo la ciudad entre 2022 y 2023, Emvarias terminó prestando millonarios servicios (por el personal y la logística que estos demandaban) a cambio de notas de contraprestación en especie y además sin ningún soporte contable.

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Uno de los eventos más sonados en los que esto ocurrió fue ‘Medallo en el mapa’, de Maluma, el 30 de abril de 2022, en el Atanasio Girardot. Según la denuncia, Emvarias entregó una cotización para el servicio de aseo para dicho concierto por $ 10.636.790, pero solo facturó un valor de $ 5.316.790 y finalmente reportó un canje por $ 5.320.000. Toda esta operación carece de soporte contable y beneficiario final, según los propios datos suministrados por la entidad.

Otro evento fue el ‘Word’s Hotters Tours’, de Bad Bunny, el 18 de noviembre de 2022. Para el aseo de dicho espectáculo realizado en el Atanasio Girardot, Emvarias cotizó la prestación del servicio en $47.647.009, pero terminó facturando solo $21.504.251 y al final se hizo un canje por valor de $24.730.000, equivalente al palco llamado “La Plata”. De esto tampoco quedó soporte contable, según la denuncia.

Del concierto de Maluma la ciudadanía recuerda la masiva abucheada que recibió el alcalde Quintero por parte de miles de asistentes que le exigían abandonar el evento al tiempo que le pedían respuestas sobre los escándalos que se conocían hasta la fecha en torno a su administración.

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También, en el lapso entre uno y otro concierto se conoció que la administración Quintero pagó con recursos públicos a un ‘ejército’ de influenciadores de Bogotá y otras ciudades, los mismos con los que él y su esposa Diana Osorio se tomaban fotos en los conciertos y que coordinaron una campaña de lavada de imagen del entonces alcalde en redes sociales.

Pero lo más grave de ese hecho que apenas ahora se conoce es que mientras la administración Quintero y la gerencia de Emvarias, en manos de Carlos Borja (quien se ve en fotos disfrutando de dichos conciertos junto a su padrino político Jaime Cuartas), convertían los servicios de la empresa en moneda de cambio para palcos y boletas, Medellín seguía padeciendo una crisis en la recolección de residuos y una latente emergencia sanitaria y ambiental por cuenta de los líos en el relleno sanitario La Pradera derivados de la mala planificación.

En marzo de 2023, EL COLOMBIANO publicó un informe en el que señalaba cómo se estaban ahogando progresivamente y desde 2020 las finanzas de Emvarias, que hasta 2019 registró utilidades pero a partir del periodo siguiente comenzó aceleradamente a arrojar pérdidas hasta acumular un saldo negativo superior a los $ 30.000 millones en 2023.

La información financiera a la que accedió este medio en aquel momento daba cuenta de que parte de las causas de esos números preocupantes que ya amenazaban con poner en jaque el futuro de la empresa, estaban relacionados con un descontrolado aumentos en los costos de prestación del servicio y los gastos de administración.

Mientras la empresa iba rumbo al despeñadero, la gerencia de Borja acudía a la junta directiva a pedir a destajo vigencias futuras y por otro lado se embarcaba en el millonario negocio de cargue lateral (que la actual junta logró tumbar), enredaba la construcción del nuevo vaso del relleno sanitario y, para completar, disponía de recursos y personal para prestar servicio en eventos privados por canjes de los que nadie da razón.

En los primeros seis meses de este año, EPM tuvo que salir al rescate de Emvarias y capitalizarla con más de $129.000 millones cuya destinación tiene como objetivo intentar restablecer el desmadre que dejó la administración pasada y, específicamente, lograr avanzar en la ampliación del relleno sanitario para evitar el colapso del mismo y un desastre ambiental y sanitario sin precedentes. También, para restablecer los indicadores en la prestación del servicio a la ciudadanía, golpeados por las decisiones logísticas, administrativas y financieras tomadas en la gestión anterior.

El concejal De Bedout le pidió la Contraloría General que investigue y determine si en el negocio del servicio de aseo a cambio de boletas y palcos hubo un detrimento patrimonial y que, de hallar que fue así, paguen los responsables.

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