Daniel Quintero tuvo que desplazarse hasta Estados Unidos para ir a defenderse de la suspensión que le impuso la Procuraduría General de la Nación por presunta participación en política. Una decisión que lo inhabilita durante tres meses de su cargo.

El mandatario local se presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para presentar su defensa sobre, lo que según él, es una persecución en su contra por parte del Gobierno Nacional. Ante la audiencia que presidió el comisionado Joel Hernández, Quintero denunció varios hechos de amenazas y por eso pidió medidas cautelares para proteger su vida y las de sus familiares.

Uno de los episodios que contó Daniel Quintero fue el que vivió con el carro de su esposa, la también líder política Diana Osorio, a quien le intervinieron su vehículo para causarle daño. Según el relato del mandatario todo se dio cuando lo llevaron a un centro automotor para una revisión mecánica; sin embargo, la sorpresa se dio cuando se percataron de que su automóvil salió sin frenos.

“Hace un par de días el carro de mi esposa, que es una líder política en el país, fue afectado en relación a sus frenos. Afortunadamente, sin un daño grave, pero pudo haber causado su muerte”, expresó Quintero.

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Según el alcalde, este hecho pone en evidencia un acoso contra los líderes políticos que han mostrado desacuerdo con el Gobierno Nacional. Frente a estos episodios su defensa le solicitó a la CIDH una intervención urgente para que incite al Estado colombiano a proteger la integridad física de la familia Quintero Osorio.

“Pedimos medidas cautelares para proteger nuestra vida, para que se conserve el esquema de seguridad mientras seguimos suspendidos del cargo. Hoy hay un riesgo inminente sobre nuestra vida”, agregó Daniel Quintero.

Finalmente, el mandatario local en un trino que publicó este lunes lamentó haber llegado a estas instancias por recuperar su cargo: “Es una pena que para defender la democracia tengamos que salir del país. En Colombia se ha roto el curso constitucional. Desde febrero advertí a CIDH que [el] camino democrático del uribismo se había agotado y que ahora daban pasos hacia el totalitarismo”.