Coronell recuerda que cuando Arias llegó a Colombia extraditado desde Estados Unidos, el general William Ernesto Ruiz, director del Inpec, decidió enviarlo “a la confortable Escuela de Caballería”, y además “ocultar el lugar de reclusión durante casi un mes”.

Pero eso no ha sido todo en este caso. El columnista también recuerda que Ruiz se negó a contestar un derecho de petición de los periodistas de Caracol Radio sobre el paradero del exministro, y que “solo cuando la Corte Suprema de Justicia le preguntó lo mismo, […] se dignó expedir un comunicado haciendo pública la información”.

Otra evidencia que expone Coronell para demostrar “los favoritismos del Inpec” para con el expresidente Uribe y sus intereses es la solicitud de la revista Semana (presentada el 15 de febrero pasado) para entrevistar a Juan Guillermo Monsalve, testigo clave contra Uribe, y quien, según Coronell, “ha recibido diversas presiones para que voltee su declaración”.

El columnista cuenta que “para demorar la realización de la entrevista”, el Inpec “inventó que debía ser autorizada por la Corte Suprema de Justicia”. Pero la corte respondió señalando que “no tenía esa competencia y que el requisito principal era la autorización del interno”.

“Monsalve firmó la autorización desde el 18 de febrero de 2019. Sin embargo, el Inpec ha persistido en impedir la entrevista hasta esta semana cuando la periodista de Semana Lariza Pizano interpuso una acción de tutela que debe ser resuelta en los próximos días”, asegura Coronell.

El tercer caso que enumera Coronell para sustentar su tesis del sesgo del Inpec a favor de Uribe es el del secuestrador Enrique Pardo Hasche. “En contraste con la mordaza administrativa impuesta al testigo de cargo contra Uribe [Monsalve], otro testigo conveniente para su defensa [Pardo Hasche] ha sido autorizado a hablar dentro de la campaña mediática desatada por el senador para impresionar a la corte antes de su indagatoria” escribe el columnista.

Pardo Hasche habló en directo desde La Picota con W Radio “en la que se dedicó a desprestigiar el testimonio de Monsalve preso en la misma cárcel pero silenciado por el Inpec”, reclama Coronell, y advierte que, sin embargo, esa declaración del recluso “puede terminar haciéndole daño a la defensa de Uribe”, porque, “en su afán por ayudar, […] dijo varias mentiras e incurrió en contradicciones que contrastan con las pruebas que obran en los procesos”.