Orozco califica —en su columna del periódico capitalino— de “indiferencia” la respuesta de las directivas de El Colombiano al caso de la periodista Vanesa Restrepo, que puso en su conocimiento (también denunció en la Fiscalía) el supuesto acoso sexual del que se declara víctima por parte del editor Juan Esteban Vásquez, un caso que fue ventilado por el blog ‘Las igualadas’ de El Espectador.

Subraya que en la cabeza del periódico antioqueño está Martha Ortiz Gómez, de quien Orozco “sospecha” que fue seleccionada en “tan importante posición” por ser sobrina del accionista histórico del diario, Juan Gómez, “más que por contar con méritos superiores a otros posibles candidatos a ocupar su silla”.

Se detiene en la directora del medio para destacar una paradoja: recuerda que “fue seleccionada en el listado Women to Watch Colombia junto con otras diez impulsoras de negocios, por ‘su trayectoria… y calidad humana (y porque) inspiran y animan a más mujeres a desempeñar papeles de liderazgo’”.

Hombre con la mano en la rodilla de una mujer. Abuso sexual.

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Como contraste con esos calificativos con los que fue exaltada la directora de El Colombiano, Orozco señala que cuando Restrepo fue a poner su caso en conocimiento de las directiva, encontró “la displicencia de los jefes y […] la actitud distante de […] Gómez”, a quien también rotula como “la inalcanzable directora general del medio”.

Orozco lamenta, así mismo, las tres medidas “de una futilidad asombrosa” que tomó la oficina de manejos laborales del periódico paisa: separaron los escritorios de denunciante y denunciado, se ocuparon de que no trabajaran, juntos, los fines de semana y expidieron un comunicado “hipócrita, con frases de cajón para salvar su pellejo industrial sin ninguna otra consideración. El eje de su argumentación: los hechos ocurrieron ¡‘fuera de la jornada laboral’!”.

“La conducta de El Colombiano en este caso […] parece descubrir, más que una equivocación aislada de juicio, un carácter censurable de quienes, hoy, componen su junta directiva”, agrega Orozco, y recuerda la actuación de la directora de El Colombiano en el caso de la columnista de ese diario Ana Cristina Restrepo, que le exigió a otro columnista, Raúl Tamayo, rectificar su afirmación pública de que Restrepo era “activista de la guerrilla”.

“Entonces El Colombiano se escudó en que la injuria del señor Tamayo no había sido publicada en sus páginas (así como ‘fuera de la jornada laboral’). Tamayo contó, en esa ocasión, con la protección de la directora-sobrina, muy probablemente porque él es esposo-de-socia del diario”, critica Orozco, y cierra su columna con una lapidaria frase, pues dice que El Colombiano una famosa frase bíblica: “Sepulcros blanqueados que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de toda inmundicia”.

La queja de una columnista

Pero Orozco no es la única que se ha pronunciado al respecto. La misma Ana Cristina Restrepo escribió este miércoles en el periódico antioqueño una columna en la que lamenta la actitud del medio frente a la denuncia de Vanesa Restrepo.

“Según la víctima, en Recursos Humanos le preguntaron cómo estaba vestida y por qué amaneció donde un colega: una clara revictimización”, critica Restrepo. “Beatriz López, gerente de Recursos Humanos, señaló que dicha conversación es confidencial y expuso lo que considera un ‘protocolo’ para casos de acoso laboral (con breve alusión al acoso sexual), el cual firman los empleados cuando son contratados. Este lunes, el Comité de Convivencia del ‘protocolo’ discutió la situación por primera vez. La denunciante nunca los buscó, desconocía el recurso”.

Para Restrepo, ese ‘protocolo’ “urge una actualización [porque] carece de perspectiva de género y medidas sancionatorias internas. En 107 años, El Colombiano jamás ha registrado casos de acoso sexual: ¿qué revela eso sobre la ruta de acción?”, se pregunta.

Pero lo más grave es que sostiene haber conocido, junto a otro colega, la versión de dos mujeres “que dicen haberse sentido acosadas por el mismo denunciado: la primera, que ya no trabaja para El Colombiano, recibió de él fotos con contenidos explícitos… hasta que lo bloqueó en Snapchat. (Según él, solo practica sexting bajo consenso). La segunda, periodista, teme exponerse públicamente”.