Ese golpe de Estado, según Duzán, “puede acabar con la autonomía judicial, con la independencia de los poderes y con la libertad de expresión”.

Del expresidente, dice que “lo que pretende es acabar con la JEP porque le teme a la verdad. Quiere acabar con la Corte Suprema de Justicia para que no lo siga investigando, y para ello anda en la tarea de señalarla de ser partícipe del cartel de la toga”.

Además, le tacha el hecho de que “utilizó la renuncia del fiscal […] para proponer la conmoción interior”.

Advierte, sin embargo, que “los años pasan” y Uribe “no es el de antes”. Cita la última encuesta que refleja que la popularidad del también líder del Centro Democrático “entró en barrena, y a un expresidente tan impopular le va a quedar mucho más difícil devolver el país al reino del Estado de opinión”.

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Para Duzán, ahí está el meollo del asunto, porque, según ella, esos “orangutanes” nos quieren “incitar no a respetar los fallos, sino a levantarnos contra ellos y a que apelemos más a las sensaciones del odio que a la racionalidad. De esa forma, el Estado de derecho quedará reemplazado por el Estado de opinión y las cortes independientes por las condenas mediáticas”.

Al exfiscal Martínez, la columnista le critica que, como jefe del ente acusador, se hubiera guardado la prueba del video de ‘Jesús Santrihc’, “que misteriosamente se filtró a los medios tras su renuncia, con el propósito de deslegitimar el fallo de la JEP”.

“Martínez Neira fue el mismo fiscal que se inventó el ‘show’ de las objeciones contra la JEP para deslegitimar los fallos de la Corte Constitucional que ya las había revisado”, escribe Duzán. “También fue el mismo que patinó la táctica perversa de revocarles las visas a los magistrados para que modularan sus fallos a favor de sus designios”.

Por esas razones, concluye: “Los demócratas así son en realidad orangutanes con sacoleva”. Para ella, el orangután con sacoleva que es la democracia colombiana [remembrando la frase de Darío Echandía] “ha sacado sus garras y ha empezado a tumbar lo que encuentra a su paso. Pero, eso sí, cada vez que pisotea algo, tiene el cinismo de asegurar que lo hace invocando el Estado de derecho”.