Una de las víctimas fue identificada como Sall Abdulaye Mamadou, de 28 años y nacido en Mauritania, quien “fue trasladado de un puesto de vigilancia del Bajo Chiquito, Darién, sin signos vitales. Se le hizo la prueba de COVID-19, resultando positivo“, se lee en un comunicado.

El otro fallecido es Bana Saint Halaine, de 50 años y de nacionalidad haitiana, que estaba en el grupo de “diez migrantes que llegaron al país procedentes de Colombia” y que estaban aislados de las demás personas porque acababan de ingresar a Panamá.

La causa de la muerte del ciudadano haitiano no fue precisada en la información, pero allí quedó consignado que estas dos personas ingresaron al país entre el primero y 2 de octubre de 2020, y que “perdieron la vida en el área fronteriza“.

Este es el primer fallecimiento de un migrante irregular por la COVID-19 que reportan las autoridades panameñas.

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En julio pasado se informó del fallecimiento “por complicaciones de salud repentinas” de un menor de dos años que estaba en un albergue cercano a la frontera con Costa Rica, y en agosto el de una haitiana por “una enfermedad infectocontagiosa, que no es COVID-19”, cuando estaba en una estación migratoria de Darién.

En Panamá hay más de 2.600 migrantes irregulares, la mayoría haitianos, pero también de países africanos y asiáticos, varados a raíz del cierre de las fronteras internacionales por la pandemia de coronavirus.

Varias decenas de estos migrantes se han contagiado del nuevo coronavirus, por lo que han sido aislados en los campamentos e incluso trasladados a hoteles-hospital, de acuerdo con la información oficial.