El explosivo comentario se dio en medio de una conversación que sostuvieron, el viernes pasado, Escobar y Gloria H. sobre el anuncio del padre Alberto Linero de retirarse de la Iglesia, en la que también tocaron los temas del celibato de los sacerdotes y los escándalos por abusos sexuales de los religiosos en todo el mundo.

Padre Alberto Linero

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Pero a Escobar le llamó la atención que en estos hechos solo estuvieran envueltos los hombres que han dedicado sus vidas al sacerdocio y, de entrada, lanzó una pregunta al aire en su programa de la mañana del 6 de septiembre (minuto 59 del audio): “¿Por qué únicamente esto se circunscribe al hombre? ¿Y las monjas qué? Ellas también entran en eso”, dijo Escobar.

“Me imagino que las monjas lo manejan de otra manera. Yo no sé qué tanto abusan las monjas de niños o de niñas”, respondió Gloria H.

“No, yo me refiero a que se tienen que casar también”, corrigió Escobar.

“Ah, lo que pasa es que por cultura una mujer puede quedarse cuidando sus papás, y pues parece que eso es muy buen acto, eso pareciera más propio de la energía femenina”, agregó la sicóloga, y enseguida soltó su dura afirmación.

“Es una muy buena pregunta lo de las monjas. Ahora, los conventos de monjas, algunos son un nido de víboras. Un nido de víboras”, insistió Gloria H. “Porque el lesbianismo que hay en esos conventos es muy fuerte, y hay unas pasiones y unas guerras impresionantes”.

Después avanzó en una explicación: “Claro: aparecen menos, porque pareciera que hubieran hecho menos daños para afuera. Los sacerdotes han hecho daños a niños y niñas, ahora que empiecen a salir las acusaciones contra las monjas. Pero en definitiva hay una cosa que es muy clara y suena muy fuerte: las monjas no tienen pene y no abusan. Es decir, lo hacen de otra manera, pero no lo hacen causando tanto daño externo, como es a través de los órganos genitales que tiene el hombre, que es donde abusa y donde causa tanto daño”.

“Una monja puede hacer daño, pero es una interesante pregunta: ¿las monjas qué están haciendo con su sexualidad?”, preguntó Gloria H. a manera de conclusión en el programa radial. Pero no dejó el tema ahí, porque en su columna de este martes en El País, de Cali, lo desarrolló aún más con varias sugestivas preguntas.

Y comienza su escrito con seis interrogantes claros: “¿Por qué no hay escándalos en el mundo de las religiosas que llegan a vivenciar los mismos obstáculos, tentaciones, deseos o represiones de los sacerdotes? ¿Son más ‘sanas’, por naturaleza, las mujeres que los hombres? ¿La energía femenina es más respetuosa que la masculina? ¿Las monjas también abusan de niños y niñas? ¿Llegan a acosar sexualmente? ¿Cómo manifiestan su frustración sexual?”.

Insiste en su columna en lo que dijo en el programa radial de Escobar y dice que “en un convento pueden suceder muchas cosas. A puerta cerrada. Como sucede en cualquier casa de familia. O inquilinato. […] El interior del lugar en que habitamos (o al menos dormimos) puede ser muy diferente a lo que se percibe de la puerta hacia afuera. Un convento de sacerdotes o religiosas puede guardar muchos secretos, silencios, abusos, guerras de poder, injusticias”.

Advierte, además, que la violencia sexual tiene muchas caras. “Seres humanos cobijados por la represión o la prohibición buscan los caminos más soterrados para descargar esa ansiedad. Y el daño es ineludible en quienes ‘reciben’ la descarga de su tensión”.

Y cierra su columna con una reflexión más: “La Iglesia Católica impone el celibato a hombres y mujeres que posiblemente viven los mismos traumas pero la expresión de su problemática puede ser diferente. A los conventos de las religiosas los ronda el fantasma del lesbianismo y las guerras de poder. Puede que se guarden historias fuertes de competencia, rivalidad, envidia o abuso de poder entre las integrantes de la comunidad. Pero ¿qué tanto estas situaciones afectan a las personas ‘externas’ que tienen contacto con ellas?”.