Su esposa, Marlene Figueroa, les indicó a los sepultureros que debían cavar de manera que el ataúd quedara de pie, pues aseguró que las “ideas” del comerciante santandereano seguirán de pie, aun en la tumba.

Al parecer las ideas de Luis y su esposa son diferentes a las creencias católicas y el entierro particular es una expresión del difunto a ese pensamiento.

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Según el relato de una persona cercana, “él fue sacado a las dos de la tarde de la Funeraria Napoleón y no pasó a la iglesia, sino de una vez al cementerio, se nos prohibió utilizar los teléfonos celulares mientras se hacía el ritual de su sepultura”.

“Dadas las circunstancias y según las exigencias de su familia de un entierro no convencional que no corresponde al ritual cristiano católico, nos eximimos de cualquier responsabilidad y se permite a la familia realizar las exequias en el rito que ellos han elegido a su criterio y parecer”, expresó el párroco del municipio, Álvaro Rueda Romero.