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Una imagen macondiana, más fácil de encontrar en algún olvidado caserío de la que llaman Colombia profunda, se da en el barrio más alto de Medellín y volvió a poner en el ojo del huracán las dificultades que tiene la educación pública en la ciudad.
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La escena es la siguiente: una taberna funciona al lado de la sede de la escuela Joaquín Vallejo Arbeláez, en el barrio Altos de la Torre. La presencia del negocio, que viene desde 2022, afecta las dinámicas académicas de la escuela ubicada entre los barrios Llanadas y Trece de Noviembre, en uno de los sectores más pobres del oriente de Medellín.
Una escuela comunicativa que fue entregada a la Secretaria de Educación @EducacionMed, ahora tiene un bar en su espacio.
Increíble @QuinteroCalle pic.twitter.com/LFADPcAljt— Daniel Suárez Montoya (@Danielsuarezvoz) August 13, 2023
Y aunque su actividad comercial comienza los viernes a las 6:00 p.m., cuando los 292 niños ya no están, el desorden y la basura que deja el negocio tiene que ser recogido por los pequeños estudiantes así como por las docentes y aseadoras cada lunes, después de las parrandas.
“La fonda no está en un espacio de la escuela, pero la dueña se toma el patio que hay en el frente para poner sillas, mesas y hacer bailes. Entonces los lunes les toca venir a los niños a recoger botellas, vidrios quebrados y hasta basura porque los clientes tiran todo eso a los salones. Es más, una vez como que se agarraron a pelear dos borrachos y dejaron las paredes de afuera de la escuela todas ensangrentadas y eso tocó venir a limpiarlo”, contó una vecina de la zona.
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A esta situación hay que sumar que algunos descarados decidieron volver la escuela parqueadero de motos sin importar si los niños están en ella o no.
Por ello, muchas veces algún picadito de fútbol planeado para hacerse en el recreo se ve frustrado por la presencia de los vehículos en el patio delantero de la institución.
Pero a la escuela de Altos de la Torre no solo la afectan el bulloso negocio y las motos, sino también su ubicación.
La estructura de dos pisos —que alberga alumnos desde preescolar hasta cuarto de primaria— también es un paso obligado para cruzar entre Llanadas y el Trece de Noviembre.
Por esto, en su pasillo es normal ver pasar a los habitantes de la zona en moto o cargando pesados bultos, así como alargadas varillas y demás material de construcción que ponen en riesgo a los niños.
“Además la escuela está en un filo de montaña, por lo que hay muchos barrancos cerca, lo que es otro riesgo. En mayo pasado un chiquito se cayó por uno de esos barrancos cuando estaba haciendo una tarea de ciencia naturales. Tocó salir corriendo con él por estas calles tan empinadas buscando un carro para llevarlo hasta la Soma”, apuntó otra residente.
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Según conoció EL COLOMBIANO, varios avisos se le han hecho a la Secretaría de Educación de Medellín alertando sobre lo que sucede en Altos de la Torre, pero la entidad ha alegado que poco o nada puede hacer teniendo en cuenta que la estructura no es del Distrito y que se haya en una zona de alto riesgo.
“La escuela está en un comodato ya que el edificio es de la Junta de Acción Comunal de Altos de la Torre y no de la Secretaría. Entonces dicen que la Secretaría está maniatada”, apuntó una funcionaria de la Alcaldía vía telefónica recordando que el 16 de noviembre de 2022 en esa misma escuela hubo una jornada de atención integral a la comunidad y a ningún funcionario le pareció rara la presencia de una taberna tan cerca del colegio.
“Estamos buscando ayudas porque la Secretaría no da plata para cerrar la escuela ni nada que tenga que ver con la infraestructura, pues como está en comodato la junta es la que debe responder por la Escuela. Pero eso es un tire y afloje, porque la Junta que plata va a tener. Más han hecho los privados como el Ceipa y la Fundación Crew School por la escuela”, añadió un líder de la zona.
EL COLOMBIANO intentó comunicarse con la JAC de Altos de La Torre pero no hubo respuesta. Este diario también buscó a la Secretaría de Educación de Medellín para conocer su postura frente al tema. Desde la entidad confirmaron que conocen de las problemáticas y que la escuela se halla bajo la figura de comodato con la Junta de Acción Comunal de la zona.
“La cantina/bar es un establecimiento que viene funcionando recientemente (antes era una tienda). Se han emitido múltiples quejas y la Junta de Acción Comunal ha enfrentado la situación. Se espera que la Policía, que conoce el caso, tome las medidas pertinentes para que esto no afecte la prestación del servicio educativo de los niños y jóvenes de este territorio”, fue lo que compartió la Secretaría como única respuesta al tema.
Mientras tanto en Altos de La Torre, donde hay un mural que dice “Vuela alto por tus sueños”, los niños siguen recogiendo cada lunes la basura y hasta cachos de marihuana que dejan los clientes de la taberna y que ocupan hasta ocho bolsas de basura sin que en La Alpujarra hayan hecho algo para solucionar la situación.
“Aunque los niños se acostumbran al contexto, ellos sí manifiestan su preocupación con esta situación tan maluca. En esa escuela es un abandono total, allá la gente trabaja con las uñas”, dijo otra vecina.
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