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Este artículo fue curado por Gustavo Arbelaez   Feb 21, 2024 - 9:37 am
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Es tema de conversación la reacción de un expolicía ante un intento de atraco en el sur de Bogotá. El uniformado retirado mató a quien intentó asaltarlo y a otro sujeto que sería su cómplice. El hecho quedó registrado en cámaras de seguridad del sector.

El policía retirado fue capturado y se encuentra en la estación de la localidad de Antonio Nariño. Lo que algunos podrían preguntarse es: ¿qué le podría pasar al funcionario retirado por su accionar?.

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¿Podrían judicializar a expolicía por abatir a los dos ladrones?

Y es que hay opiniones divididas en torno a este caso. Algunos creen que el expolicía actuó en legítima defensa, pues estaba a punto de ser asaltado por el primer sujeto a quien le disparó.

Sin embargo, otros sostienen que se pudo tratar de justicia por mano propia, teniendo en cuenta que el uniformado retirado le disparó a un segundo individuo que iba en una moto y se desconoce si esta era o no cómplice del primer sujeto, aunque sí tiene antecedentes criminales y lo más seguro es que sí fuera parte de la banda.

Legítima defensa y justicia por mano propia

La legítima defensa es una causa que excluye la responsabilidad penal de una persona que comete un acto que podría ser considerado delito, pero que lo hace para defenderse o defender a otro de una agresión ilegítima. Es decir, es una forma de proteger los derechos propios o ajenos frente a un ataque injusto que pone en peligro la vida, la integridad, la libertad o el patrimonio. Para muchos, este es justamente el caso del expolicía.

Ahora bien, la justicia por mano propia es una forma de violencia que se produce cuando una persona o un grupo de personas castigan por su cuenta a alguien que consideran que ha cometido un delito, sin recurrir a la autoridad ni al debido proceso legal.

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Esta última se trata de una forma de hacerse justicia arbitrariamente por sí mismo, sin respetar los derechos ni las garantías del presunto infractor. En tales casos sí se inician procesos penales. Además, podría afrontar una pena por homicidio, por lo que sufriría una pena de 40 años, según abogados, y de 50 si se considera que es homicidio agravado.

Se comenta que el arma con la que disparó el expolicía tenía salvoconducto, pero serán las autoridades quienes determinarán si el funcionario retirado actuó en legítima defensa o incurrió en justicia por mano propia.

Uno de los señalados ladrones -en el que entró a cometer el hurto- quedó tendido frente al restaurante, mientras que el segundo, que iba a bordo de una moto y se supone era cómplice, cayó metros más adelante. Según el general José Daniel Gualdrón, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, el motociclista abatido presenta “antecedentes por porte ilegal de armas, hurto y amenazas. Entre la inspección que se hace se le encuentra en su poder cuatro celulares de mediana y alta gama, dispositivos de los cuales estamos verificando la procedencia”.

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