
Enel Colombia hace un llamado a la ciudadanía para volar cometas con responsabilidad durante agosto, mes tradicional para esta actividad en Bogotá y Cundinamarca.
La empresa advierte sobre los riesgos eléctricos asociados a cometas enredadas en redes de energía, que pueden causar cortocircuitos, daños a la infraestructura y cortes de servicio.
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Solo en agosto de 2024 se retiraron 443 elementos de las redes, cifra similar a la del mismo mes en 2023. Las localidades más afectadas fueron Bosa, San Cristóbal y Kennedy.




Como parte de su plan preventivo, Enel ha instalado 3.302 separadores en puntos críticos desde 2023 y ha desplegado 21 cuadrillas especializadas para atender emergencias y proteger las redes eléctricas.
Además, la empresa ofrece siete recomendaciones clave para volar cometas de forma segura, entre ellas: usar espacios abiertos lejos de cables, evitar cometas metálicas, no volarlas en tormentas y no intentar recuperar cometas atrapadas.
El objetivo es salvaguardar tanto la vida de las personas como la continuidad del servicio eléctrico. Enel recuerda que, ante cualquier incidente, los ciudadanos pueden comunicarse a través de sus líneas telefónicas, redes sociales o marcando 115 desde celulares Claro para recibir atención especializada.
Por qué es un riesgo volar cometa en zonas de cables de energía
Las cometas enredadas en redes de energía representan un riesgo delicado en Bogotá debido a la interacción directa entre estos objetos y la infraestructura eléctrica, especialmente durante la temporada de vientos en agosto, cuando esta actividad es más popular.
Aunque volar cometas es una tradición cultural profundamente arraigada y asociada con la recreación familiar, hacerlo en lugares inadecuados, cerca de cables de alta, media o baja tensión, puede desencadenar serias emergencias. Cuando una cometa se enreda en los cables eléctricos, puede provocar cortocircuitos, incendios, descargas eléctricas y daños importantes a la red de distribución, afectando no solo a quienes vuelan la cometa, sino a comunidades enteras que dependen del servicio eléctrico.
Uno de los peligros más inmediatos es el riesgo de electrocución. Muchos niños y jóvenes, al ver su cometa atrapada en los cables, intentan recuperarla sin medir las consecuencias, utilizando elementos como varillas metálicas, palos largos o incluso trepándose a postes o techos. Estos actos, aunque impulsivos, pueden ser mortales si entran en contacto con la corriente.
Además, el material del hilo o de la propia cometa puede ser conductor, como ocurre con algunas cuerdas metálicas o reforzadas con filamentos abrasivos, que agravan el riesgo de descarga eléctrica al tener contacto directo con las líneas energizadas.
El daño a la infraestructura también es un problema considerable. Las cometas atrapadas pueden deteriorar los aisladores, romper cables o generar arcos eléctricos que interrumpen el suministro. Esto no solo implica costosos procesos de reparación, sino que además deja a cientos o miles de usuarios sin energía, lo cual afecta el funcionamiento de hogares, hospitales, comercio, tráfico y servicios públicos.
Enel Colombia ha registrado más de 440 incidentes de este tipo solo en agosto de 2024, una cifra alarmante que evidencia que el problema persiste a pesar de las campañas preventivas.
Bogotá, por su densidad poblacional y la cercanía de redes eléctricas a zonas residenciales, presenta condiciones que hacen más probable este tipo de accidentes. Por ello, es fundamental crear conciencia sobre la importancia de volar cometas solo en espacios abiertos y autorizados, lejos de cables, postes y árboles altos. Las acciones irresponsables ponen en juego no solo el bienestar individual, sino también la seguridad de toda la comunidad. La prevención, el respeto a las normas y la educación son claves para disfrutar esta tradición sin poner vidas en peligro ni comprometer la infraestructura eléctrica de la ciudad.
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