En un nuevo y alarmante caso de violencia de género en Bogotá, una mujer fue brutalmente atacada por su expareja en la tarde del pasado 6 de junio en la localidad de Bosa. El hecho quedó registrado en cámaras de seguridad, que captaron el momento en que el agresor la encerró y la atacó con arma blanca en múltiples ocasiones.
Según el reporte, la víctima sufrió varias heridas punzocortantes, al menos cuatro de ellas de gravedad. Aunque logró sobrevivir, su estado físico y emocional quedó severamente afectado, según lo que reveló la mujer en CityTV.
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La mujer denunció que este no fue el primer episodio de violencia que vivió por parte de su agresor. Ya había reportado antecedentes de maltrato físico y psicológico, pero a pesar de sus denuncias, no se tomaron medidas de protección eficaces. El atacante, con historial de violencia intrafamiliar, permanece en libertad, lo que ha intensificado el miedo y la inseguridad de la víctima.
“Él me encerró y me empezó a agredir. Yo no me di cuenta de que era con un cuchillo. Cuando caigo al piso, me sigue golpeando y ahí vi que estaba sangrando. La herida más grave fue la del pecho porque me afectó un pulmón, pero tengo heridas en el cuello, en la espalada, en los brazos”, dijo la víctima en CityTV.
La víctima exige a las autoridades judiciales y policiales acciones inmediatas para garantizar su seguridad y evitar que se repita un hecho que pudo haber terminado en tragedia. También hizo un llamado a que su agresor sea capturado y juzgado con celeridad.
“Yo ya lo había demandado, en otra ocasión trató de ahorcarme. Yo pido que se haga justicia, porque esto no se puede quedar. Pido protección para mí, para mi hijo, porque él amenazó a mi familia”, aseguró la mujer en el medio mencionado.
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Este caso vuelve a poner en evidencia la crítica situación que enfrentan muchas mujeres en Colombia, donde las agresiones por parte de parejas o exparejas sentimentales continúan siendo una realidad constante. Organizaciones de derechos humanos y colectivos feministas insisten en que estos ataques deben ser considerados intentos de feminicidio y tratados como tales por la justicia.
“No es hora de callar”, señalan voceras de organizaciones sociales, quienes subrayan que la omisión estatal ante este tipo de denuncias pone en riesgo la vida de cientos de mujeres en todo el país.
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