Escrito por:  Redacción Bogotá
Mar 10, 2025 - 9:58 am

La conmemoración del Día Internacional de la Mujer en Bogotá estuvo marcada por manifestaciones que terminaron con daños a bienes públicos. Durante la marcha se vandalizaron 12 estaciones de TransMilenio y la estatua de Luis Carlos Galán sufrió ataques.

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Estas acciones han encendido un intenso debate sobre las formas de protesta y la situación del feminismo en la ciudad. Emily Briceño, presidenta de la Fundación Disruptivas y líder de esta movilización, en una entrevista concedida a Blu Radio, justificó estas acciones como una estrategia para visibilizar el descontento con las políticas de género del actual alcalde, Carlos Fernando Galán.

“Estamos respondiendo a una coyuntura crítica en Bogotá, donde hay un descontento generalizado con respecto a la gestión del alcalde en temas relacionados con género”, aseguró Briceño.

En la conversación con la emisora se profundizó sobre cómo acciones como la destrucción de bienes públicos puede ser interpretada como una herramienta para resaltar problemas que afectan a las mujeres. Briceño afirmó: “El hecho de destruir una estación de Transmilenio o intervenir una estatua nos hace visibles nuestras demandas. Esperaríamos no tener que recurrir a estas acciones, pero la realidad es que aún enfrentamos violencia y discriminación”.

Sin embargo, esta perspectiva no fue bien recibida por todos. Durante la entrevista, periodistas señalaron que estos actos perjudican a la ciudadanía y podrían transmitir un mensaje equivocado sobre los objetivos del feminismo. Un tema de discusión adicional fue la posible conexión política de la protesta, relacionándola con el gobierno de Gustavo Petro. Briceño negó cualquier alineación directa con el petrismo, destacando la diversidad del movimiento feminista.

“Sugerir que todas somos seguidoras de Petro generaliza erróneamente un movimiento que incluye a mujeres de diversas ideologías”. Aunque la marcha trajo a la luz la falta de acciones efectivas contra los feminicidios y la violencia de género, no se percibieron protestas directas contra el Gobierno nacional.

Esta omisión ha sido punto de crítica, indicando un desbalance en la focalización de las demandas. Uno de los aspectos más controvertidos fue el uso de capuchas por algunas manifestantes, lo que Briceño justificó como una medida de protección ante posibles represalias.

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“Las mujeres ya están en riesgo, y mostrar sus rostros en los medios solo aumenta ese peligro”, explicó. Durante la entrevista, Briceño recalcó que el objetivo de la movilización y sus métodos es provocar un diálogo sobre la violencia que viven las mujeres en Colombia, y considera que se ha logrado dado que los medios de comunicación están abordando estas cuestiones.

 

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